La cantante entrerriana se robó todas las miradas en la Semana de la Moda de París. Emilia Mernes impactó con un mini vestido blanco de Giambattista Valli, combinando elegancia, sensualidad y vanguardia. Su look fue uno de los más comentados en el evento internacional.
La entrerriana Emilia Mernes volvió a conquistar el mundo de la moda. La artista oriunda de Nogoyá fue una de las figuras estelares del desfile de Giambattista Valli durante la Semana de la Moda de París, donde deslumbró con un estilismo que unió sensualidad, sofisticación y una dosis justa de audacia.
Lució un mini vestido blanco ajustado, de líneas simples pero con una estructura impecable. El detalle distintivo del look fue una capucha drapeada que envolvía su cabeza y caía con suavidad sobre los hombros, aportando un aire misterioso y etéreo, propio de las creaciones de alta costura del diseñador italiano.
Completó su outfit con stilettos negros en punta, generando un contraste elegante con el blanco absoluto del vestido. El maquillaje fue sobrio y luminoso, con labios nude y cabello lacio con raya al medio, reforzando el minimalismo moderno de su propuesta.
Un estilo entre lo divino y lo terrenal
En medio de los flashes y el fervor del Paris Fashion Week, Emilia convirtió su presencia en un auténtico acto performático. Su aparición en el front row de Giambattista Valli fue celebrada por medios y fanáticos como una de las más destacadas del evento.
La estética de la artista jugó con la tensión entre lo celestial y lo terrenal: el vestido corto realzó su figura con sobriedad y elegancia, mientras que la capucha blanca evocó una imagen casi mariana, generando conversación inmediata en redes sociales.
“Fue una aparición más que una simple presencia”, señalaron desde revistas internacionales de moda, destacando cómo la cantante logró captar la atención con un equilibrio perfecto entre fuerza, sensualidad y espiritualidad fashionista.
Tendencia “hood couture” y proyección internacional
Con este look, Emilia se sumó a la tendencia conocida como “hood couture”, la reinterpretación de la capucha como pieza de alta costura, popularizada por casas como Alaïa o Valentino. En su versión, la artista le dio un giro simbólico y moderno, cargado de misticismo y elegancia.
El total white reafirmó su conexión con el minimalismo contemporáneo, mientras que el mini vestido marcó el regreso de la silueta corta y sexy como emblema de la temporada.
En medio de los fotógrafos y los fanáticos que se agolparon en el evento, Emilia reafirmó su estatus como ícono de estilo global, consolidándose como una de las figuras latinas con mayor proyección internacional en la escena de la moda y la música. (con información de Gente y Para ti)
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