REDACCIÓN ELONCE
La donación de órganos en Argentina ha avanzado tras la Ley Justina, pero persisten desafíos logísticos y sociales que afectan a pacientes y familias.
La donación de órganos en Argentina vive un momento de transformación gracias a la Ley Justina, sancionada en 2018. Esta normativa establece que todos los ciudadanos mayores de 18 años son donantes por defecto, salvo que expresen lo contrario, desplazando la decisión de la familia. Rosana Dappen, jefa del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de Entre Ríos (Cucaier), explica: “Todos somos donantes, excepto aquellos que se hayan manifestado en contrario. Es potestad de cada una de las personas y quien no se haya manifestado por los medios existentes de forma negativa es positivo hacia la donación".
El impacto de esta ley fue inmediato. Dappen destacó que, aunque los procedimientos de procuración y trasplante ya existían, la normativa permitió modernizar y transparentar todo el sistema: “La ley fue en el 2018 y en el 2019 fue un año récord en todo lo que fue procuración y trasplante para Argentina".
No obstante, la pandemia de COVID-19 representó un desafío inesperado. “La pandemia nos puso a prueba como a todo el sistema, pero en ningún momento paró la actividad de procuración y trasplante”, señaló Dappen, quien subrayó los esfuerzos logísticos para mantener los procedimientos activos pese a las dificultades territoriales del país.
Procedimientos complejos y coordinación nacional
El proceso de donación de órganos no es inmediato ni sencillo. Inicia con la identificación de un potencial donante por parte de médicos tratantes, seguido por la confirmación de fallecimiento y estudios de compatibilidad. Dappen describió el procedimiento: “Una vez ahí empieza todo el proceso. Hay una serie de serologías y un sistema informático nacional, el Sintra, que nos permite coordinar todos los datos y a los centros de trasplante que van a intervenir".
El acompañamiento emocional es otro pilar del sistema. Los equipos especializados ayudan a los familiares a procesar la pérdida y aceptar la voluntad del donante. “Si la persona manifestó la voluntad de ser donante, sí hay un acompañamiento a ese familiar, porque siempre tenemos equipos de trabajo formados en entrevistas y acompañamiento del duelo”, detalló Dappen.
Educación y concientización en la comunidad
La educación y la comunicación son esenciales para fomentar la donación de órganos. Entre Ríos implementa talleres en escuelas y capacitaciones para profesionales de la salud sobre cómo comunicar malas noticias. “Empezamos a trabajar con el sistema sanitario en función de comunicar y cómo comunicar aquellas cosas que justamente no son las que la familia espera”, indicó Dappen.
Además, la participación de familias donantes en la educación de la comunidad genera un efecto multiplicador. “Todas las familias que han pasado por esto y que han podido resolver esta situación nos han siempre se acercan y nos piden poder dar testimonio, a veces en colegios, a veces en notas”, agregó. Este contacto directo facilita la aceptación de la donación y contribuye a una cultura más abierta y consciente.
Actualmente, en Entre Ríos hay 197 personas en lista de espera para distintos trasplantes, incluyendo pacientes pediátricos, donde el consentimiento de los padres sigue siendo obligatorio. “En la escuela muchísimas veces iban mamás a compartir su experiencia y qué importante porque es el ámbito más difícil cuando uno tiene que pensar en un ser querido que es un niño, una niña en esa decisión”, subrayó Dappen.
Vida después del trasplante y apoyo a pacientes
El trasplante representa la mejor opción terapéutica, pero requiere cuidados y seguimiento constante. “Nadie se cura con un trasplante, es el mejor tratamiento que requiere determinados cuidados, atención médica permanente y cumplir y tener adherencia al tratamiento para sobrellevarlo de la mejor manera posible”, aclaró Dappen.
El acompañamiento psicológico es parte integral del proceso. Entre Ríos cuenta con un consejo asesor de pacientes donde trasplantados, personas en lista de espera y familias de donantes comparten experiencias: “Esto ayuda mucho para ir viendo cómo va siendo la situación, la espera o el postrasplante”, afirmó Dappen.
Finalmente, la posibilidad de aumentar los operativos depende de la cantidad de donantes y de la conciencia social. “Esta práctica médica requiere sí o sí de un consenso social y de un aporte social en el que únicamente todos solidariamente podemos aportar”, concluyó Dappen.