La intensificación de La Niña comienza a preocupar a especialistas y servicios meteorológicos internacionales, mientras crece el consenso sobre cuándo podrían sentirse sus efectos más marcados en Argentina.
La presencia de La Niña en el Pacífico ecuatorial empieza a consolidarse y marca un escenario climático que podría impactar a la Argentina entre finales de 2025 y comienzos de 2026, según las evaluaciones más recientes de organismos internacionales y el análisis del especialista de Meteored, Mauricio Saldivar. El reporte indica que “las condiciones de La Niña continuaron durante el último mes, evidenciadas en el hecho de que la temperatura superficial del mar se mantiene por debajo del promedio en el este y centro del Pacífico ecuatorial”, un indicador clave que ya enciende alertas en la región.
De acuerdo con el informe, la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de los Estados Unidos (NOAA) considera que la fase fría del ENOS ya está instalada, al cumplirse el criterio técnico de anomalías de TSM de −0.5 °C o inferiores en la región Niño-3.4. Sin embargo, el Bureau de Meteorología de Australia (BoM) sostiene que “el ENSO se mantiene neutral, pero hay indicios de que La Niña podría estar desarrollándose”.
El BoM, que aplica un umbral más estricto, destaca que “el último valor de la TSM en la región Niño3.4 para la semana que finalizó el 9 de noviembre de 2025 es de −0.84 °C”. Esa cifra ya coloca al sistema dentro de un escenario compatible con La Niña según su propia metodología.
Modelos internacionales y señales del sistema climático
Saldivar subraya que para el BoM “los valores semanales del índice Niño3.4 han estado fluctuando alrededor del umbral de La Niña desde mediados o finales de septiembre”, mientras que los patrones de vientos y nubosidad también coinciden con un evento frío en desarrollo.
El organismo australiano afirma además que es “muy probable que pronto se alcancen los niveles de La Niña al menos hasta enero, antes de volver a la neutralidad a mediados o finales del verano”.
Pese a las diferencias entre NOAA y BoM, Saldivar detalla que la mayoría de los modelos internacionales que evalúan la fase ENSO coinciden en que La Niña ya está presente o “muy próxima a declararse y persistirá al menos hasta enero”.
En este contexto, los índices climáticos complementarios juegan un papel clave para anticipar el impacto en Argentina. El especialista explica que fenómenos como el Dipolo del Océano Índico, el SAM y la Oscilación Madden–Julian pueden potenciar o suavizar los efectos. “La relación entre los océanos y la atmósfera es fundamental para definir y regular el clima global de la Tierra”, señala el informe, recordando que ambos sistemas “están fuertemente acoplados e interactúan de manera constante”.
¿Cuándo llegarán los efectos de La Niña a Argentina?
Si bien la fase ya está encaminada en el Pacífico, sus impactos locales suelen manifestarse con retraso. Por eso, expertos anticipan que las señales más marcadas en Argentina podrían sentirse entre diciembre y febrero, en plena temporada de lluvias.
Con una Niña débil que podría fortalecerse con el apoyo de otros índices climáticos, la tendencia regional apunta a mayor probabilidad de déficits de precipitación en el centro y norte del país, junto con descensos de temperatura en eventos puntuales.
Meteored concluye que, aunque aún no se prevé un evento extremo, la combinación de forzantes climáticos obliga a “seguir de cerca la evolución durante las próximas semanas”, especialmente por su potencial impacto en agricultura, reservas hídricas y riesgo de incendios.
Cómo seguirá el clima en 2026 y qué anticipan NOAA y ECMWF
Las proyecciones de la NOAA muestran que entre enero y marzo de 2026 podría producirse la transición hacia un ENOS neutral, con un 61% de probabilidad. Sin embargo, el ECMWF va más allá y anticipa la posible llegada de un evento El Niño durante el segundo semestre de 2026.
De confirmarse este escenario, los efectos serían globales: El Niño 2026 “podría impulsar las temperaturas globales hacia valores más cálidos hasta 2027 y un aumento potencial de la cantidad de humedad atmosférica”, lo que también generaría condiciones propicias para que 2026 compita por el título del año más cálido en los registros modernos.
Para Argentina, esto significaría un cambio abrupto en el patrón climático: del déficit hídrico asociado a La Niña a un eventual exceso de humedad vinculado a El Niño, que podría influir en agricultura, reservas de agua y riesgo de eventos extremos.(Con información de Meteored)