REDACCIÓN ELONCE
Nicolás Calabrese, exintegrante de la flotilla humanitaria “Sumud Global”, dialogó con Elonce sobre la reciente incursión policial en las favelas de Río de Janeiro que dejó más de 130 muertos. “El gobierno sigue una política de genocidio del pueblo negro”, afirmó.
La ciudad de Río de Janeiro volvió a ser escenario de violencia extrema. Este martes 28 de octubre, más de 2.500 efectivos de las fuerzas de seguridad participaron de una megaoperación policial en el complejo de favelas del Alemão y otras zonas periféricas, que derivó en un saldo trágico de más de 130 personas muertas.
Nicolás Calabrese, un joven entrerriano que vive en la capital carioca, relató a Elonce cómo se vivieron las horas de terror. “El día de ayer, la ciudad y su zona metropolitana vivieron escenas de terror por causa de una nueva megaoperación policial que desplazó a más de 2.500 agentes y dejó a más de 130 muertos”, afirmó.
Según describió, la respuesta del crimen organizado agravó el caos urbano. “El Comando Vermelho cerró algunas de las vías principales de la ciudad, lo que generó un caos completo en la vuelta a casa del pueblo de Río de Janeiro. El transporte público estuvo completamente saturado y muchos ciudadanos no pudieron llegar a sus casas”, explicó.
Una historia que se repite
El complejo del Alemão, donde ocurrieron gran parte de los enfrentamientos, ya había sido escenario de otro operativo masivo en 2010. Calabrese recordó aquel antecedente para subrayar la ineficacia del actual modelo de seguridad.
“Este mismo complejo, que queda a 500 metros de donde vivo, ya tuvo una gran operación en 2010 que mató más de 20 personas. Se decía que de esa forma se iba a combatir al grupo criminal, pero quince años después sigue más fuerte y con más poder en diversas regiones de Brasil”, señaló.
El activista y cooperante humanitario sostuvo que estas acciones no buscan resolver el problema estructural del narcotráfico, sino ejercer represión sobre los sectores más vulnerables.
“Se demuestra que esta práctica no tiene un plan real para resolver el problema del narcotráfico en Rio de Janeiro, sino que sirve para realizar masacres y matar cada vez más al pueblo que vive en las favelas, que son en su inmensa mayoría personas negras”, denunció.
“Una política de genocidio”
Calabrese fue contundente al evaluar la responsabilidad del Estado de Río de Janeiro. Para él, las autoridades no tienen una estrategia seria para atacar las raíces económicas y logísticas del crimen organizado.
“El gobierno del estado de Río de Janeiro no tiene ningún proyecto para combatir o atacar económicamente el movimiento del dinero de estas bandas criminales, ni siquiera para cortar el suministro de armas o drogas en las favelas”, cuestionó.
En ese sentido, advirtió que la violencia institucional forma parte de una política sistemática. “Es una demostración de que no hay un esfuerzo para combatir el narcotráfico, sino para seguir con esta política de genocidio del pueblo negro acá en Brasil”, sostuvo.
Un testigo del horror y la resistencia
El joven entrerriano no es ajeno a los conflictos internacionales. Meses atrás, integró la flota humanitaria “Sumud Global”, que fue interceptada por el ejército israelí cuando se dirigía a Gaza con provisiones médicas. Fue detenido durante tres días en una cárcel del desierto israelí antes de ser liberado.
Desde su experiencia en distintos escenarios de conflicto, Calabrese manifestó que la violencia institucional en Brasil reproduce lógicas de exclusión y muerte. “Lo que ocurre en Río no es una política de seguridad, sino una estrategia de exterminio”, concluyó.