El lavadero de Don Bosco y Los Constituyentes, inaugurado dos semanas antes de las lluvias del 19 de agosto, sufrió el derrumbe de su techo. Hoy, con obras avanzadas y gracias a la ayuda solidaria de la comunidad, volvió a ponerse en pie.
Las intensas lluvias registradas en Paraná el martes 19 de agosto provocaron el colapso del techo de un lavadero recientemente inaugurado en calles Don Bosco y Los Constituyentes. La estructura de 6 por 13 metros cedió por el peso del agua acumulada, dejando en ruinas el lugar que apenas llevaba dos semanas de actividad.
“Fue un día de lluvia que se nos llenó de agua el techo y se nos vino abajo. A las dos semanas de la apertura pasó eso, y ahora, gracias a Dios, lo estamos arreglando. Ya vamos por un 70% de la base de la cabina donde trabajamos”, relató Santiago, uno de los responsables.
Solidaridad que hizo la diferencia
Lejos de bajar los brazos, los propietarios encontraron un fuerte respaldo en la comunidad. “Mucha gente se acercó. Nos ayudaron vecinos, clientes, herreros y hasta personas que ofrecieron su mano de obra de manera voluntaria. También recibimos donaciones de materiales. A todos ellos les estamos muy agradecidos”, valoró.
Santiago reconoció que aquel día fue “un momento horrible” porque el lavadero recién había comenzado su actividad. Sin embargo, destacó: “Lo material se arregla. Se puede, no hay que bajar los brazos. Dar un buen trabajo da su fruto y todo vuelve”.
Un servicio que vuelve a rodar
Actualmente, el lavadero funciona con dos sectores: lavado general y cabina de terminación interior y exterior. “Falta colocar los toldos para estar al 100%, pero seguimos trabajando normalmente”, afirmó.
En cuanto a los precios, detalló: “Un lavado básico, interior y exterior, cuesta 18.000 pesos. Si es solo interior o exterior, 10.000 pesos. Tratamos de entregar el vehículo en 40 minutos o una hora como máximo”. El servicio está disponible de lunes a sábado, de 8 a 18.
“Todo vuelve”
El desafío económico es grande, pero el ánimo se mantiene firme. “Es costoso, pero se lleva todo. La solidaridad de la gente nos dio fuerzas para continuar”, concluyó Santiago, convencido de que el esfuerzo y el apoyo comunitario son la clave para salir adelante.