La Cámara de Apelaciones ratificó la sentencia y ordenó una reparación millonaria por la lesión en las vías biliares sufrida por una joven tras una operación de vesícula.
Una joven de 16 años enfrentó una dura batalla legal tras complicaciones severas sufridas durante una operación de vesícula, realizada en una clínica privada en el oeste del conurbano bonaerense. Lo que en principio parecía una cirugía de rutina terminó en una serie de intervenciones médicas y complicaciones graves debido a un error durante la operación. Tras un extenso proceso judicial, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mercedes ratificó una sentencia que obliga al médico y a la clínica responsable a indemnizar a la paciente con una suma millonaria.
La historia comenzó cuando la adolescente se presentó en la clínica con dolores abdominales persistentes, náuseas y vómitos. Tras realizarse una ecografía abdominal, los médicos diagnosticaron colecistitis, inflamación de la vesícula biliar por la presencia de cálculos. El cirujano a cargo recomendó una cirugía laparoscópica para extraer la vesícula. Según la versión de los demandantes, lo que debería haber sido una intervención sencilla se extendió por varias horas, lo que generó en la paciente un dolor abdominal intenso y complicaciones posteriores. A medida que pasaban los días, la joven fue sometida a más estudios, y fue derivada a un hospital de mayor complejidad, donde se descubrió que durante la operación se había lesionado el conducto colédoco, una grave complicación que requirió una nueva cirugía reconstructiva.
Lesión en las vías biliares y complicaciones posteriores
El diagnóstico de síndrome coledociano, que resultó de la obstrucción de las vías biliares, fue confirmado en el nuevo centro médico. Allí, los médicos informaron que el conducto colédoco, fundamental en el sistema biliar, había sido lesionado durante la intervención inicial. Como consecuencia, la joven pasó por terapia intensiva, recibió drenajes percutáneos y, durante su recuperación, perdió 14 kilos. Además, necesitó una nutrición especial y un seguimiento médico domiciliario a largo plazo. Esta situación alteró drásticamente su calidad de vida y sus estudios.
En su demanda, la paciente responsabilizó tanto a la clínica como al médico que la operó por los daños físicos, morales y psicológicos sufridos. La adolescente solicitó una indemnización por los perjuicios que le había ocasionado la cirugía y las múltiples intervenciones posteriores, alegando que el daño sufrido fue consecuencia de una mala praxis. La clínica demandada, por su parte, intentó desligarse de la responsabilidad, argumentando que el médico actuó por cuenta propia y que la cirugía, aunque compleja, presentaba riesgos inherentes. Asimismo, el médico defensor sostuvo que la lesión en la vía biliar era un evento adverso conocido y que el resultado de la operación no estaba relacionado con un error en su intervención.
El peritaje médico y la ratificación del fallo
Durante el juicio, el peritaje médico fue clave para determinar las responsabilidades. Un primer perito explicó que la lesión en el conducto colédoco ocurrió durante la intervención y que el equipo quirúrgico no realizó los controles necesarios para detectar el daño, como la colangiografía intraoperatoria. En contraste, un segundo perito defendió la operación, argumentando que la complicación surgió debido a la inflamación asociada con la patología original. Sin embargo, el tribunal destacó la incongruencia entre el testimonio del perito y la admisión del propio médico de que la operación fue más compleja de lo esperado.
Finalmente, la Cámara de Apelaciones ratificó la sentencia de primera instancia, que había fallado a favor de la paciente. El tribunal determinó que la lesión fue producto directo de la operación y no de una complicación inevitable. En su fallo, también destacó que la clínica debía asumir la responsabilidad por el accionar de los profesionales que operan bajo su ámbito. La resolución ordenó una indemnización millonaria para la joven, que incluye 24 millones de pesos por daño a la integridad patrimonial, 12 millones por daño moral y 550 mil pesos para tratamiento psicológico. Además, se establecieron intereses sobre el monto y las costas del juicio fueron a cargo de los demandados.
La apelación y el análisis de los montos indemnizatorios
A pesar de la resolución favorable para la joven, tanto la clínica como el médico apelaron la decisión, cuestionando la aplicación de la legislación sobre derechos del consumidor y la extensión de la condena. La clínica argumentó que no existía una relación laboral directa con el médico, y que el consentimiento informado firmado por la familia exoneraba a los profesionales de responsabilidad. La aseguradora también recurrió la sentencia, alegando que los montos establecidos eran excesivos y no correspondían con los límites de la cobertura.
No obstante, la Cámara de Apelaciones consideró que el daño físico y emocional sufrido por la joven estaba suficientemente acreditado en el expediente. Los jueces determinaron que los montos indemnizatorios eran justos y adecuados, teniendo en cuenta el impacto negativo que la intervención quirúrgica tuvo en la vida de la paciente. La actualización de los montos también fue respaldada, dada la situación inflacionaria y la necesidad de mantener el propósito resarcitorio del fallo. Así, la sentencia ratificada representa una reparación económica por los daños sufridos, subrayando la responsabilidad de los profesionales y las instituciones médicas ante eventos de mala praxis. (Con información de Infobae)