REDACCIÓN ELONCE
"Creo que en unos años no solo se va a hablar de ESI sino de Educación Sexual con respecto a la planificación familiar ", sostuvo la médica Mariana Degani.
En la última década, la natalidad en el país cayó un 40 por ciento. Una de las principales razones fue la fuerte baja de embarazos adolescentes, lo que muchas voces señalan como un avance en términos de salud y autonomía. Pero también hay otras causas: muchas personas postergan -o directamente renuncian- a la maternidad y la paternidad por motivos económicos, laborales o personales.
Según el Ministerio de Salud, los nacimientos pasaron de 777.000 en 2014 a 460.000 en 2023. ¿Cuánto influyeron en esta tendencia la Educación Sexual Integral (ESI) y el acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)? ¿Y qué rol juegan las condiciones materiales, como el trabajo, la vivienda o el cuidado infantil?
Un fenómeno complejo que abre preguntas sobre derechos, elecciones personales y políticas públicas.
Mariana Degani, médica especialista en medicina reproductiva, ahondó sobre las estadísticas del Ministerio de Salud: “Venimos viendo hace muchos años que se viene postergando la maternidad. Es un fenómeno que responde a cambios socioculturales y la biología no acompaña ese cambio sociocultural. Las mujeres por motivos personales, que queremos estudiar o trabajar, o muchas veces se están formando parejas estables un poco más grande y hay otros deseos antes de ser mamá”.
“Lo postergamos, pero lo que no tenemos en cuenta es que la biología no acompaña este cambio que las mujeres tenemos las mayores tasas de embarazo entre los 18 y los 25 años. Esto tiene que ver con la reserva ovárica, que es la cantidad de óvulos que tiene una mujer en un momento determinado se va agotando a medida que pasa el tiempo y se va agotando más rápido de lo que nosotros pensamos. A partir de los 30, la cantidad de óvulos que nos quedan va disminuyendo de a poquito y a los 35 la caída es abrupta. El óvulo, que es la célula que pone la mujer para formar el embrión, es muy compleja y se forma una vez en la vida. Es diferente a los espermatozoides, que los hombres cada 72 días forman espermatozoides. Es una célula más simple”, consideró.
También comentó una cifra relevante: la tasa de embarazo espontáneo a los 32 años es solo de un 12%. “Pensamos que entre los 30 y 35 vamos a quedar embarazadas enseguida. Después no entendemos que sucede y tiene que ver con que las mujeres buscan embarazo más tarde y no tienen esta información”.
Uno de los panelistas consultó la viabilidad de un incentivo económico, como promovieron países de Europa, para aumentar la población: “Lo veo totalmente viable porque a nivel mundial se está hablando de esto. Tiene que ver con un gran impacto social y económico. Si la tasa de natalidad viene bajando y por debajo de 2.1 hijos por mujer, va a haber más personas jubiladas y masa crítica para generar ingresos”.
“Las sociedades científicas mundiales están generando campañas para tratar de concientizar a los gobiernos para que tomen medidas preventivas. Creo que en unos años no solo se va a hablar de ESI sino de Educación Sexual con respecto a la planificación familiar y a no demorar demasiado la maternidad en el caso de que las mujeres quieran ser madres porque también es un derecho no serlo”, exclamó.
Degani también negó que la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (ILE) haya tenido un rol fundamental en la baja de la tasa de natalidad: “La disminución de la tasa de natalidad se vio mucho antes que la legalización del aborto en Argentina. La baja de la tasa tiene que ver con el cambio sociocultural de mentalidad y con el tema económico. Las parejas no tienen hijos porque sienten que no tienen un ambiente adecuado en el cual tener un niño. De casualidad llegan a pagar el alquiler y piensan en que hay que vestirlo, ir al colegio y todas sus necesidades”.
Sobre la falta de deseo de ser padres, la médica resumió: “Lo que veo en el consultorio es que la mujer biológicamente es compleja porque puede dar vida. Es difícil escaparse a ese deseo de maternidad. Veo muchas mujeres que durante su juventud y a lo largo de su vida reproductiva no quisieron tener chicos, pero después de los 40 ese deseo se despierta. Por eso es importante tener en cuenta la posibilidad de guardar óvulos. Siempre que se pueda, hay que hacerlo. Puede cambiar a los 30, a los 35 o a los 40”.