Estados Unidos y China reanudarán las conversaciones comerciales el próximo lunes 9 de junio en la ciudad de Londres. El encuentro marca un nuevo intento de acercamiento entre las dos principales economías del mundo, en medio de una guerra arancelaria que comenzó el pasado 2 de abril con el anuncio de nuevos gravámenes por parte del presidente estadounidense, Donald Trump.
La reunión se realizará pocos días después de una extensa llamada telefónica de 90 minutos entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, en la que ambos mandatarios acordaron desescalar tensiones. “La reunión debería ir muy bien”, afirmó el líder republicano, mostrando optimismo respecto a los resultados del encuentro.
Por el lado estadounidense, participarán el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick; y el representante comercial, Jamieson Greer. El objetivo principal será avanzar hacia un acuerdo que permita estabilizar el comercio bilateral, fuertemente golpeado por las restricciones mutuas.
La guerra arancelaria sigue afectando el panorama global
Durante la conversación entre ambos líderes, Trump expresó preocupación por el acceso limitado a imanes de tierras raras, fundamentales para sectores clave como el automotriz y el de defensa. En respuesta, China concedió licencias temporales para la exportación de minerales esenciales hacia proveedores estadounidenses.
Por su parte, el gobierno chino puso el foco sobre las restricciones impuestas por Washington a los chips de inteligencia artificial desarrollados por Huawei Technologies Co., uno de los temas más sensibles para Beijing en la disputa tecnológica. Estas tensiones reflejan que, aunque hay voluntad de diálogo, las diferencias estructurales persisten.
El encuentro en Londres será la segunda ronda de conversaciones oficiales. La primera tuvo lugar en mayo, en Suiza, y permitió establecer una tregua arancelaria y sentar las bases para una agenda común. No obstante, tras aquel avance inicial, ambas partes se acusaron mutuamente de incumplir el acuerdo alcanzado.
El control de tierras raras: el arma estratégica de Beijing
En paralelo a las negociaciones, China reforzó su estrategia de control sobre las exportaciones de tierras raras. Esta medida afecta directamente a la industria tecnológica global, especialmente a fabricantes europeos, japoneses y estadounidenses, y consolida el papel de China como actor clave en el suministro de estos materiales críticos.
Según datos oficiales, China produce cerca del 70% de las tierras raras del mundo, pero su dominio es aún mayor en las etapas de refinamiento. Estos elementos son esenciales para la fabricación de vehículos eléctricos, drones, misiles y chips de alto rendimiento. En abril, el Ministerio de Comercio chino amplió la lista de minerales sujetos a licencias, lo que provocó desabastecimiento en varias plantas industriales fuera del país.
La lógica detrás de esta política busca contrarrestar el régimen de sanciones aplicado por Estados Unidos. Mientras Washington limita el acceso a tecnología sensible, Beijing responde restringiendo recursos estratégicos, lo que profundiza una dinámica de presión cruzada entre las dos potencias. (Con información de Ámbito)
