El conflicto gremial se intensificó tras el cierre definitivo de la planta de la localidad bonaerense de Pilar. Los empleados denuncian despidos masivos, falta de pago de indemnizaciones y exigen intervención estatal.
La empresa Ilva, ubicada en la localidad bonaerense de Pilar, es una de las fábricas de pisos cerámicos más importantes de la Argentina, decidió cerrar sus puertas a comienzos de septiembre, dejando sin empleo a más de 300 trabajadores. La decisión empresarial, motivada por la caída del consumo interno, el aumento de costos y la apertura de importaciones, generó un fuerte conflicto sindical que este martes sumó una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo bonaerense, sin avances concretos.
Reclamos y medidas de fuerza
La planta, ubicada en el Parque Industrial de Pilar, lleva paralizada un mes. Durante este tiempo, los empleados realizaron cortes de ruta y manifestaciones para visibilizar el reclamo. Según fuentes del predio, este martes el acceso por Ruta 8 kilómetro 60 permaneció bloqueado, situación que derivó en una denuncia formal por parte de las autoridades.
El conflicto se agravó porque, pese a que rige una conciliación obligatoria, la empresa no presentó ninguna propuesta de pago para los despedidos. Delegados gremiales denunciaron que Ilva no cumplió ni siquiera con la mitad de la indemnización legal y que intentó ampararse en el artículo 247 del Procedimiento Preventivo de Crisis, sin haber iniciado formalmente ese trámite.
Respaldo político y sindical
La crisis laboral tuvo inmediata repercusión política. Axel Kicillof, gobernador bonaerense, y Federico Achával, intendente de Pilar, visitaron la planta y se reunieron con los trabajadores despedidos. “Estamos del lado de los trabajadores y vamos a acompañarlos en todo momento para defender cada puesto de trabajo”, expresó el mandatario provincial.
En paralelo, la Federación Obrera Ceramista de la República Argentina (FOCRA) acusó a la empresa de promover despidos masivos y retiros voluntarios forzados, vulnerando derechos básicos. El gremio además llevó el reclamo a la Unión Industrial Argentina (UIA), donde entregó un documento solicitando respaldo institucional. “No se puede aceptar el cierre de una planta clave como Ilva ni dejar a más de 300 familias en la calle”, advirtieron.
Un sector en crisis
La industria ceramista atraviesa una retracción de entre 25% y 30% en las ventas respecto al año pasado, con precios deprimidos por la competencia importadora y el impacto de las tarifas energéticas. Para los sindicatos, el cierre de Ilva marca un precedente peligroso para otras fábricas en riesgo.
Los trabajadores insisten en la necesidad de declarar la emergencia laboral en Pilar y reclaman una intervención más activa del gobierno nacional. Mientras tanto, las protestas continuarán hasta que se presenten soluciones concretas que garanticen el pago de las indemnizaciones y la preservación de los puestos de trabajo.
Una empresa con historia
Ilva tuvo su auge en los años ‘90 bajo la conducción de la familia Zanon, resistiendo a la ola de cierres que golpeó al sector. Sin embargo, en los últimos años enfrentó conflictos internos, falta de inversiones y pérdida de competitividad, hasta que finalmente la coyuntura económica llevó al cierre definitivo de la planta de Pilar.
Hoy, los obreros despedidos no solo luchan por lo que les corresponde por ley, sino también para evitar que la crisis de Ilva se convierta en un símbolo del deterioro de la industria ceramista argentina. (Con información de Infobae)
