REDACCIÓN ELONCE
Momentos de extrema violencia y desprotección se vivieron en el Barrio Gaucho Rivero de Paraná, donde una familia fue víctima de una escalada de robos y represalias que culminó con el saqueo de sus viviendas.
El calvario de una familia en el barrio Gaucho Rivero comenzó en la madrugada del jueves al viernes con el robo de la batería de un vehículo. La situación escaló horas después, el viernes por la tarde, cuando uno de los damnificados reconoció a un vecino llevando la batería robada. Al intentar recuperarla, la confrontación se tornó violenta. El hombre desmintió categóricamente la versión policial sobre supuestos conflictos previos con los agresores del barrio: "Jamás tuvimos problema con ellos, jamás. No estamos hace mucho (en la zona)".
La disputa inicial se transformó rápidamente en un ataque físico. El ladrón reaccionó a la exigencia de devolución con un arma blanca improvisada. Sin embargo, el damnificado describió la agresión que sufrieron: "Nos atacó con un alma punzante". Este primer enfrentamiento generó una represalia que marcó el inicio de la pesadilla para la familia.
Esa misma noche, la violencia se descontroló cuando el grupo agresor, compuesto por al menos 7 o 10 personas. La muchedumbre destruyó ventanas y cámaras de seguridad, obligando a la familia a resguardarse. El joven relató a Elonce los momentos de terror que vivieron: "Rompieron totalmente todo, los vidrios y las cámaras. Estábamos resguardando la vida de los chicos porque tenemos menores de edad”.
A pesar de haber advertido a la policía y a la fiscalía sobre el peligro inminente, la situación se agravó al día siguiente. El sábado, alrededor de la una de la tarde, la casa y el depósito de la familia fueron desvalijados. González recordó la amarga impotencia al ser ignorados: "a la tarde 1 de la tarde más o menos nos desvalijaron la que no desvalijaron la casa el depósito".
El damnificado relató que su familia hizo todo lo que estuvo a su alcance para buscar protección. Tras advertir a la comisaría, se dirigieron a la fiscalía, donde solo lograron comunicarse telefónicamente con un fiscal. Incluso intentó contratar un servicio de seguridad adicional, que le fue negado por la policía, que le indicó que tales servicios "solamente lo dejaban para evento".
El momento de mayor indignación se produjo el viernes, cuando la policía detuvo brevemente al principal agresor, quien fue liberado a la media hora. Al salir, el sospechoso amenazó inmediatamente a las víctimas. Aunque agradeció la posterior intervención de varios patrulleros, el resultado final fue la desprotección total. A raíz de una falla de articulación entre las instituciones. El testimonio del damnificado fue contundente al resumir la crítica al sistema: "Nos dejaron el camino liberado".
El damnificado concluyó con un llamado urgente a las máximas autoridades políticas, contrastando los anuncios de seguridad con la realidad que vive la gente de trabajo en el Barrio Gaucho Rivero.
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