REDACCIÓN ELONCE
Uno de los referentes del boxeo de Paraná, compartió con Elonce su historia con Alejandra Oliveras, quien le donó equipamiento deportivo para un espacio de entrenamiento barrial y dejó una huella imborrable. Desgarrador testimonio de Motoneta Dehan.
Motoneta Dehan recordó a Locomotora Oliveras y su legado solidario. Un día de luto en el boxeo argentino. La muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras, seis veces campeona mundial de boxeo, generó conmoción en todo el país.
En Paraná, uno de los testimonios más emotivos fue el de Leonardo “Motoneta” Dehan, referente del gimnasio Motobox, quien mantuvo una entrañable amistad con la deportista y recibió de ella, un apoyo clave para sostener su espacio de formación.
En diálogo con Elonce, Dehan relató el vínculo que lo unía a la boxeadora y el gesto que marcó para siempre su vida: la donación silenciosa de tres camionetas cargadas con bolsas, mancuernas, cuerdas y equipamiento profesional. “Me pegó muy fuerte. Estaba saliendo adelante y de golpe pasó esto”, expresó, profundamente conmovido.
El acercamiento entre ambos se dio hace más de diez años, en un festival de boxeo en Santa Fe. “Me pidió el número, me dijo que, si algún día pasaba por Paraná, le diera una mano. Y nunca más cortamos el contacto”, recordó.
Una amistad forjada en la solidaridad
Según relató Dehan, el vínculo se afianzó luego de que Oliveras viajara especialmente para sorprender a una alumna del gimnasio que atravesaba un momento difícil. “Comimos un asado, se reía poco pero era muy chistosa. Siempre tenía una palabra justa”, dijo.
Tiempo después, le anticipó que le donaría materiales del gimnasio que había cerrado en Santo Tomé. “Un día me llama su hijo Alexis y me dice que me prepare con una camioneta. Terminé trayendo tres. Me dio bolsas, mancuernas, cuerdas, pesas rusas, manoplas... de todo”, detalló.
Oliveras le pidió que no lo hiciera público, pero hoy Dehan considera necesario contar su historia. “Me lo dijo de corazón, que no lo contara. Pero ahora, quiero que la gente la conozca de verdad, que sepa quién era”, sostuvo.
Un legado que sigue presente en Motobox
Cada rincón del gimnasio Motobox guarda algo de la campeona: bolsas, pesas, cuadros y hasta un árbol para colgar guantes. “Mi sueño era tener esa bolsa negra y ella me la regaló. Imposible comprar todo eso. Lo hizo porque me veía igual a ella: comprometido con el trabajo social”, reveló.
Oliveras lo consideraba su “alma gemela” por no lucrar con el boxeo y ayudar a chicos del barrio. “Me dijo: ‘Moto, vos hacés trabajo social, yo tengo que ayudarte’”, recordó con emoción.
Incluso lo acompañó hasta los últimos días. “Estuve afuera del hospital Cullen cuando la operaron. Le dije al hijo: ‘Déjamela cuidar un día, atender a mi reina’. Estábamos seguros de que salía adelante”, narró entre lágrimas.
Gratitud, admiración y memoria viva
Más allá de lo deportivo, Dehan destacó el costado humano de Oliveras. “Era una gran persona. Me mandaba fotos desde los rodajes, me compartía todo. No puedo creer que tuviera tanto aprecio por mí”, contó.
“Hoy la tengo presente no solo en el celular, sino en cada cosa que dejó acá. Cada alumno que entrena toca algo que vino de ella. Su legado vive en este gimnasio”, cerró.
El testimonio de Leonardo Dehan revela el lado más noble de Alejandra “Locomotora” Oliveras. Su memoria se multiplica en los espacios donde apostó al deporte como herramienta de inclusión y transformación social.
