Según una encuesta a nivel nacional, hace solo 10 años los obesos representaban el 14,6% de la población, lo que indica que en menos de 10 años esta población se incrementó en un 42,5%.
La epidemia mundial de obesidad desatada en las últimas décadas mostraba en sus comienzos que los países más afectados eran los más industrializados, pero ese mapa se está haciendo cada vez más homogéneo, y son muchos los países en vías de desarrollo que ya se enfrentan con este problema.
En sintonía con esta tendencia, un análisis interno de un país
como Argentina indica que el porcentaje de personas con sobrepeso
en los centros urbanos comienza a ser similar al de regiones menos
pobladas e industrializadas como son la Patagonia, el Litoral o el
Noroeste (NOA).
A nivel general, y según datos de la 3° Encuesta Nacional de
Factores de Riesgo dados a conocer el año pasado por el Ministerio
de Salud de la Nación, 6 de cada 10 argentinos tienen sobrepeso y
2 de cada 10, obesidad.
Este último dato es aún más preocupante, si se tiene en cuenta
que hace solo 10 años los obesos representaban el 14,6% de la
población, lo que indica que en menos de 10 años esta población se
incrementó en un 42,5%.
"La obesidad o ganancia excesiva de peso es la principal causa
de la hipertensión esencial, y representa quizás hasta un 65 o 75
por ciento del riesgo cardiovascular", sostuvo John Hall, médico
investigador del Departamento de Fisiología y Biofísica del Centro
Médico de la Universidad de Mississippi.
De esta manera, Hall adelantó parte de lo que será su
presentación en el XXII Congreso Argentino de Hipertensión
Arterial, que se realizará en el hotel Sheraton de San Miguel de
Tucumán entre el 23 y el 25 de abril próximos, organizado por la
Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
La hipertensión arterial (HTA) además de ser la causa principal
de ACV, de demencias vasculares y de enfermedad renal crónica,
está presente en el 80% de los casos de muerte por enfermedad
cardiovascular, y afecta, según la propia encuesta del Ministerio
de Salud, al 34% de los argentinos.
La mayoría de los pacientes hipertensos tienen obesidad o
sobrepeso, lo que conlleva además otros factores de riesgo.
"El incremento mundial de obesidad, diabetes, insuficiencia
renal, alteraciones todas relacionadas entre sí, son un problema
grave a nivel mundial y en nuestro país son causa del incremento
de hemodiálisis y trasplantes renales, algo poco conocido a nivel
de la población; y el control de la presión arterial está en el
centro de esa problemática", comentó Alejo Grosse, presidente del
Congreso que abarcará tanto a la clínica como a la investigación,
y cuyo lema será "Normotensión: un desafío para todos".
Grosse anunció que "el problema de la obesidad va ser tratado
con dos enfoques diferentes: el fisiológico y experimental, donde
participará el Dr. Hall, y el de las formas de vida ‘tóxica’".
Según información brindada por Hall horas antes de su llegada
al país, las mencionadas cifras determinan que la Argentina ocupa
el puesto 13 entre los países del mundo con mayor prevalencia de
sobrepeso.
Junto con los EE.UU. (en el puesto 9° con más del 74% de
prevalencia), Barbados y México, son los únicos cuatro países de
América que figuran entre los 20 del mundo con más sobrepeso, y
por delante de los países europeos, de los cuales sólo figura
Grecia.
Y esto, aseguró, tendrá serias consecuencias ya que, como
sucede en su país, "la obesidad es el mayor desafío para la
economía del sistema de salud".
<b>Comer mejor: beneficio seguro</b>
"No todos los obesos son hipertensos, ni todos los que tienen
peso normal tienen siempre presión normal. Pero una alimentación
más sana para bajar de peso siempre ayuda a mejorar el control de
la presión arterial", aseguró Felipe Inserra, presidente actual de
la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
Inserra señaló que "tanto en quienes son hipertensos como en
los que no, y tanto en los que están medicados (porque permite
obtener mejores resultados con menos medicación) como en quienes
no lo necesitan".
De hecho, los propios médicos "recetan" una dieta con menos
grasas saturadas, menos sal, más frutas y verduras y moderada en
harinas y dulces como la parte "no farmacológica" del tratamiento.
A esto se le agregan pautas de ejercicio físico, indispensable
para la salud en general.
"Aunque a nivel estadístico es evidente la relación entre
obesidad e hipertensión, a nivel fisiológico aún no está del todo
claro el mecanismo definitivo que las asocia", explió Mónica Díaz,
miembro de la SAHA, quien se referirá a este tema durante el
Congreso.
Según la especialista, el aumento de la presión en las
personas obesas podría deberse a una reabsorción excesiva de sodio
que estimula al sistema nervioso simpático o del sistema hormonal
renina-angiotensina, o incluso podría deberse al impacto directo
de la presión intra-abdominal sobre los riñones, que regulan la
presión arterial a la vez que realizan el filtrado de la sangre.