Un pesebre artesanal recreado en tres dimensiones sorprende esta Navidad en la parroquia Santos Justo y Pastor de Colón, combinando fe, historia y oficios tradicionales con un fuerte sello comunitario.
Un pesebre artesanal de grandes dimensiones se convirtió en uno de los principales atractivos de esta Navidad en la ciudad de Colón. La propuesta, desarrollada en la parroquia Santos Justo y Pastor, recrea en tres dimensiones la ciudad de Belén y la escena del nacimiento de Jesús, convocando a vecinos y turistas que se acercan para apreciar un trabajo minucioso, cargado de simbolismo religioso y valor cultural.
La iniciativa busca revalorizar el título que ostenta Colón como Capital Nacional de la Artesanía, integrando el arte manual con la tradición cristiana. Así lo explicó el párroco Jorge Charreun, quien destacó que el proyecto es fruto del compromiso de jóvenes de la comunidad parroquial que, a lo largo de varios meses, aprendieron técnicas artesanales para dar forma a cada figura y construcción.
Si bien en años anteriores ya se habían realizado pesebres, esta edición marca un salto cualitativo. El trabajo pasó de una elaboración sencilla a una propuesta íntegramente artesanal, con esculturas realistas, vestimentas modeladas a mano y una ambientación que recrea fielmente la vida cotidiana en Tierra Santa en tiempos de Jesús.
Un trabajo colectivo que sorprendió a la comunidad
El sacerdote resaltó especialmente el rol de María Elena Invernizzi, quien estudió escultura realista y transmitió sus conocimientos a otros jóvenes. Bajo su guía, algunos aprendieron a modelar manos, otros a confeccionar ropas y otros a pintar las figuras, logrando una sorprendente cantidad de imágenes en 3D que conforman la escena completa.
El pesebre presenta una escena central sobria y de mayor tamaño, que resalta el nacimiento de Jesús, rodeada por la representación de la ciudad de Belén. Allí se despliega el belenismo clásico, con escenas de la vida diaria: vendedores, sembradores, pastores, hilanderas, herreros y mujeres que buscan agua, todos integrados en un paisaje urbano y rural cuidadosamente diseñado.
“El objetivo es que los chicos traigan a los padres a la Iglesia, aunque sea una vez al año, para mirar el pesebre”, expresó Charreun a El Entre Ríos. Según relató, la respuesta superó las expectativas: muchas personas se acercan incluso de madrugada para recorrer la instalación, que permanecerá en la parroquia hasta mediados de enero.
Historia, simbolismo y proyección futura
Entre los detalles más destacados se encuentra la recreación de una sinagoga, concebida como espacio de enseñanza. En su interior se observa una vasija de barro, réplica de las halladas en el Mar Muerto, junto a escenas de niños aprendiendo la palabra de Dios junto a un rabino. Las casas pequeñas, los techos de cañas y barro y los patios abiertos reflejan las condiciones climáticas y sociales de la época.
El pesebre artesanal también incorpora elementos simbólicos: la serpiente y la manzana del relato del Génesis, la vid, los olivos y el trigo, claves en la economía del momento. Todo ello se integra en una representación que muestra una sociedad empobrecida, atravesada por los impuestos y la dominación romana.
La propuesta no solo fortalece la identidad cultural y religiosa local, sino que también proyecta su alcance más allá de la parroquia. Está previsto que la obra sea expuesta del 12 al 16 de febrero en la Fiesta Nacional de la Artesanía, consolidándose como una expresión artística comunitaria que une tradición, fe y artesanía en el corazón de Colón.