

REDACCIÓN ELONCE
Farmacias Roliria, un ícono en la capital entrerriana, está al borde de la quiebra. La empresa familiar inició en el rubro hace 71 años. Logró sobrevivir a diversas crisis. Aunque la caída del negocio comenzó desde hace años, dos fallos laborales sucesivos, dictados por el titular del Juzgado Laboral Nº 3 de Paraná, fueron la “frutilla del postre” para dejar al filo de cierre a este comercio que en algún momento tuvo 12 locales de expendio y 250 empleados. En la actualidad quedan dos sucursales y menos de 10 trabajadores.
El dueño de la firma, Germán Tuma, lo confirmó en Elonce y detalló que por las decisiones judiciales debe afrontar actualmente dos sentencias firmes por más de $140 millones incluyendo intereses y costas.
Dijo durante el programa Nunca es Tarde que las demandas fueron presentadas por dos personas que “se consideraron despedidas. Uno era cadete que no lo teníamos en relación de dependencia y la otra chica estaba en blanco con problemas de registración”.

Historia de inconvenientes
El empresario recordó que “teníamos muchos problemas. En 1998 entramos en un concurso preventivo. Y ahí perdimos el tren que otras farmacias tenían”. Contaban con “12 farmacias propias y empezamos con dos contratos de franquicias que fracasaron”.
“Ahí empezamos a cerrar”, reconoció Tuma, al tiempo que se explayó diciendo que el concurso sobrevino a partir de que “una de las droguerías que nos proveía casi todo. Entonces nos arrastró pidiéndonos que le pagáramos todo y teníamos locales completos abastecidos con mercadería a crédito que nos habían abastecido. Esto nos arrastra”, señaló
Manifestó que atravesaron “crisis como la de 2001, los federales, el corralito. Bastante lejos hemos llegado”.
Contó que “el fundador fue mi abuelo, el único farmacéutico. Mi viejo se recibió de ingeniero mecánico, pero un día dejó el sueño y se volcó a la realidad que era lo que había realizado su familia, por lo que agarró la farmacia”.
“Yo soy licenciado en Administración de Empresas porque me había formado para ver si me podía hacer cargo de las sucursales, que eran un montón. La cuestión es que cuando me recibí en 2001 ya no tenía una cadena grande. De hecho, había tres y a los meses cerró una de las mismas, en una situación financiera que nunca fue holgada”.
No obstante, admitió que “es por lejos el momento más complicado en la vida de la empresa”.

“El destino de muerte de una pyme”
Volviendo a la actualidad, Tuma recalcó que cuando llegue a hacer frente a las demandas con sentencia firme, serán mucho más de 140 millones de pesos, porque “a esa plata no la tenemos ni la vamos a tener porque la farmacia en este momento está en una situación muy frágil, con facturación muy exigua”.
Cuestionó que “te ponen el monto y a los 10 días de la sentencia tenés que ponerla toda. Si no tenés un colchón anticíclico, que nosotros no la pudimos formar, es complicado”. Por lo cual “la farmacia puede morir, derrumbarse completamente, terminarse”.
“Con Roliria somos una sociedad anónima, lo que significa cierta protección, pero en algún momento esto se saltó y los jueces han decidido que los individuos físicos puedan ser demandados a la par. El juez José Reviriego directamente hizo lugar a la demanda”, sostuvo el empresario, quien lo responsabilizó de decidir “el destino de muerte de una pyme”.
Finalmente, precisó que actualmente cuatro empleados, tres farmacéuticas, él y su pareja van atendiendo en forma rotativa los locales.