Los motivos médicos que le impidieron ser madre, el impacto emocional que sufrió y cómo esa situación marcó sus relaciones amorosas y su vida personal.
Adriana Aguirre, una de las figuras más emblemáticas del espectáculo argentino, se animó a hablar de una herida que aún no cierra: la imposibilidad de ser madre. En una entrevista íntima concedida a Revista Pronto, la actriz y vedette reveló con crudeza los motivos médicos que frustraron su sueño de formar una familia, y cómo esa situación afectó profundamente su vida emocional y personal.
“Biológicamente no pude. Hice tres tratamientos y ninguno funcionó porque mi matriz es infantil y nunca pude quedar embarazada. La ovulación y el esperma estaban, pero no se producía la simbiosis. Moría el esperma antes de llegar al lugar”, explicó Aguirre con una sinceridad que conmovió a sus seguidores. Sus palabras dejaron al descubierto una lucha silenciosa y poco conocida detrás de su imagen pública.
Durante años, Adriana buscó alternativas médicas, con esperanza y perseverancia, hasta que recibió un diagnóstico que la marcó para siempre. “Mire, dejemos acá porque nunca va a poder ser mamá”. Esa sentencia, que un médico le dio tras los múltiples intentos fallidos, fue un golpe devastador. Según ella misma confesó, aún hoy no logra superarlo del todo.
Una herida que impactó en sus relaciones
El impacto emocional de no poder convertirse en madre no solo afectó su estado anímico, sino que también influyó en sus vínculos de pareja. “Con una ex pareja me separé porque él quería tener un hijo biológico, yo no podía dárselo y por eso me dejó. Tanto buscarlo sin éxito fue desgastando la pareja y se terminó el amor”, contó Aguirre. Esta confesión refleja las múltiples dimensiones del dolor que atravesó, más allá de lo físico.
Incluso con su exmarido Ricardo García, con quien estuvo casada desde 1998, el anhelo de tener hijos propios quedó truncado. “Estábamos a tiempo, pero tampoco se dio. Él ya tenía otro hijo, Pablo, con quien me llevo bárbaro. No nos vemos todo lo seguido que me gustaría, pero nos encontramos al menos una vez por semana”. Fuente: Pronto