Alejandra “Locomotora” Oliveras es velada en Santa Fe. Una mujer que la conoció durante su tratamiento oncológico recordó su lado más humano y su compromiso silencioso con quienes atravesaban momentos difíciles. “Transmitia mucha fuerza”, dijo a Elonce.
En la ciudad de Santa Fe, familiares y allegados despiden a Alejandra “Locomotora” Oliveras, una de las figuras más emblemáticas del deporte argentino. Elonce estuvo presente en Casa Rodríguez, donde se desarrolla la ceremonia íntima para rendir homenaje a quien fue seis veces campeona mundial de boxeo y un verdadero símbolo de lucha.
Más allá de sus logros en el ring, muchas personas recuerdan su compromiso humano y solidario, especialmente con quienes atravesaban situaciones difíciles, como enfermos oncológicos y personas en situación de vulnerabilidad.
“Contagiaba fuerza cuando más la necesitábamos”
Lorena Busca es una de esas personas que descubrió a la Locomotora lejos del deporte. La conoció mientras realizaba un tratamiento oncológico en el CEMAFE de Santa Fe. Según relató, en aquel contexto difícil fue donde vio su costado más solidario y cercano. Alejandra colaboraba silenciosamente con el traslado de pacientes que no podían llegar por sus propios medios, un gesto que pocos conocían, ya que lo hacía de manera desinteresada y con total humildad.
“Había muchas personas con carencias y ella los ayudaba muchísimo. Siempre saludaba, se acercaba con una sonrisa y nos decía que podíamos con todo”, recordó Lorena a Elonce, quien confesó que esas palabras eran un impulso vital en medio del miedo que generan los tratamientos prolongados.
Una presencia constante y compañera
Durante tres años de tratamiento, Lorena la vio muchas veces en el centro médico. “Era una presencia compañera, siempre cercana, con todos por igual. Antes no la seguía tanto como boxeadora, pero desde ese momento le tomé un cariño especial, porque se notaba su enorme corazón”, relató emocionada.
Frente a la noticia de su fallecimiento, que la conmocionó profundamente, Lorena expresó que se acercó al velatorio para agradecerle. “Sabemos que desde arriba va a seguir ayudando a todos. Así era ella. La voy a recordar con la fuerza que transmitía y el corazón grande que tenía”, dijo con firmeza.
Un legado que trasciende el deporte
Alejandra Oliveras fue más que una campeona mundial. Para muchas personas como Lorena, su verdadera grandeza se expresó en los pequeños gestos cotidianos, en su capacidad de ofrecer aliento, de tender una mano sin hacer ruido y de estar presente cuando más se necesitaba.
En silencio, sin cámaras ni reconocimientos, se convirtió en un faro para quienes luchaban contra el miedo. Y ese testimonio de solidaridad quedará grabado en quienes, alguna vez, sintieron su fuerza al lado.
