Un 40% de la región núcleo presenta suelos saturados y exceso hídrico, lo que dificulta la implantación del trigo, según la Bolsa de Comercio de Rosario. En algunas zonas, las lluvias superaron los 500 milímetros.
Las lluvias intensas que azotaron el nordeste bonaerense durante mayo generaron complicaciones en el corazón agrícola de Argentina, particularmente en lo que respecta a la siembra de trigo. La región núcleo, que abarca una de las zonas más productivas del país, se encuentra con un 40% de su superficie con suelos saturados y exceso hídrico. Esta situación dificulta enormemente el avance de las labores agrícolas, especialmente en el norte de Buenos Aires, que concentra alrededor del 20% de la superficie cultivable.
Las precipitaciones de mayo, que superaron los 500 milímetros en algunos puntos, marcaron un récord histórico para el mes y han dejado consecuencias devastadoras para los productores. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierte que con acumulados de entre 200 y 500 milímetros, la siembra de trigo se ve complicada en gran parte de la región. "Con los 200 a 500 mm de agua caída en el nordeste bonaerense en mayo la siembra de trigo está complicada", expresó la entidad.
Hasta el momento, la implantación de trigo fue mínima, logrando apenas un 2% del área proyectada, una cifra alarmante cuando se compara con el 12% alcanzado a la misma altura en 2024. En localidades como Chacabuco, el acumulado mensual llegó a 498 mm, un valor que duplica el máximo histórico registrado desde el inicio de las mediciones.
El fenómeno climático y sus efectos sobre la siembra de trigo
Para poner en perspectiva la magnitud de este fenómeno, la Bolsa rosarina señaló que, en mayo de 2024, las precipitaciones fueron prácticamente nulas, con un promedio de apenas 8 milímetros, mientras que este año se registraron 110 milímetros en promedio. En algunos puntos, la cifra superó los 130 milímetros e incluso se alcanzaron los 500 milímetros en ciertos sectores. Estos niveles de lluvia han desbordado las expectativas de los productores, quienes tenían en mente aumentar un 10% la siembra de trigo respecto al año pasado, con el objetivo de alcanzar los 1,66 millones de hectáreas implantadas en la región núcleo. Sin embargo, el exceso hídrico en las últimas semanas ha puesto en duda este objetivo.
"En este contexto se estima que podría haber una caída importante del área de trigo en el norte de Buenos Aires", explicaron los técnicos de la BCR, quienes también destacaron que se suma a la situación un factor crucial: la rentabilidad. La menor rentabilidad en la actividad agrícola en general afecta la decisión de los productores, quienes se enfrentan a márgenes ajustados que limitan sus posibilidades de sembrar.
Impacto en otros cultivos y la incertidumbre para los productores
El exceso hídrico no solo afecta al trigo. Otros cultivos de invierno como la arveja y las crucíferas también se ven gravemente perjudicados. "Si el clima mejora, podrían implantarse algunos lotes, pero la limitada disponibilidad de variedades de ciclo corto pondría un techo bajo al área sembrada", señaló la Bolsa de Comercio de Rosario.
Esta situación generó incertidumbre en localidades como General Pinto, donde los productores informaron que no hay movimiento en el campo: "Es una incógnita cuánto se va a sembrar, hay cero movimientos: ni sembradoras ni gente preguntando por insumos", indicaron desde la zona.
En contraste, algunas áreas del sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba logran mantener las intenciones de siembra. En localidades como Bigand y Corral de Bustos, la expectativa es aumentar el área sembrada en un 10% en comparación con el año pasado, aunque aún no se ha podido comenzar debido a la humedad del suelo.
El impacto económico y las expectativas
El impacto económico de las lluvias también es notable. En términos de márgenes, los productores de trigo enfrentan una situación complicada. En el caso de los campos propios, el margen estimado por hectárea ronda los US$90, mientras que, en los campos alquilados, los productores se enfrentan a una pérdida estimada de 61 dólares por hectárea. Estos márgenes ajustados suman presión a la ya difícil situación, ya que muchos productores podrían optar por no sembrar debido a los bajos rendimientos esperados.
Sin embargo, en medio de este panorama sombrío, la llegada de temperaturas frías ha sido recibida como una posible oportunidad para avanzar con las labores de recolección. "Las bajas temperaturas se mantendrán los próximos días, incluso en los inicios de junio, acompañadas de buen tiempo y estabilidad atmosférica", explicó el consultor Alfredo Elorriaga.
Según los pronósticos meteorológicos, no se esperan lluvias hasta el miércoles 4 de junio, lo que podría dar un respiro a los productores en un contexto de incertidumbre y dificultades climáticas. (Con información de la Bolsa de Comercio de Rosario y La Nación)
