REDACCIÓN ELONCE
“El precio del cordero subió, pero también lo hicieron los costos. La rentabilidad está difícil, salvo en nichos específicos donde el productor integra toda la cadena”, explicó a Elonce médico veterinario de la Experimental Paraná de INTA.
“La producción ovina es muy pasional, pero presenta un desafío mayor”, sintetizó a Elonce el médico veterinario Mariano Ferreira, responsable del Módulo Ovino de la Experimental Paraná de INTA, al analizar esta actividad que es histórica en la provincia, pero que actualmente enfrenta múltiples desafíos productivos, sanitarios y comerciales que condicionan su desarrollo.
Ferreira recordó -en el programa "Moviendo el Avispero" que se emite por Elonce Radio & Stream FM 98.7- que la producción ovina fue una de las primeras actividades exportadoras del país. “Entre Ríos y Buenos Aires llegaron a tener alrededor de 75 millones de ovejas en el siglo XIX. Hoy el stock nacional ronda los 15 millones”, explicó. Según detalló, la caída estuvo vinculada al reemplazo de las fibras naturales por las sintéticas, lo que redujo de manera drástica la demanda de lana.
En la actualidad, Entre Ríos se ubica como la sexta provincia en cantidad de ovinos. Las principales zonas productoras se concentraron en el norte provincial, en departamentos como Federal, Feliciano y La Paz, además de sectores de la costa del río Uruguay. “Antes las ovejas estaban en las pampas entrerrianas, hoy la distribución cambió por distintas condiciones productivas”, indicó.
Escala productiva y razas: “La lana entrerriana es gruesa y tiene bajo valor"
El especialista explicó que la mayoría de los establecimientos son mixtos y combinan ovinos con bovinos o agricultura. “Para vivir exclusivamente de la producción ovina se necesita una escala importante: hoy serían cinco ovejas de raza carniceras por hectáreas, y de pasto natural, para sostener a una familia durante todo el año”, precisó, aunque aclaró que el número varía según el campo y el manejo.
Respecto de las razas, indicó que la provincia permite trabajar con distintas opciones, pero que cada región tiene sus limitantes productivas. “Las razas carniceras producen corderos más pesados, de entre 20 y 25 kilos de res, que es lo que demanda el mercado internacional”, explicó. Sin embargo, advirtió que en el norte entrerriano esos animales requieren mayores costos de alimentación para alcanzar esos pesos.
Ferreira sostuvo que la lana dejó de ser un ingreso significativo para el productor. “La lana entrerriana es gruesa y tiene bajo valor. Se paga entre 400 y 600 pesos el kilo, mientras que la esquila cuesta alrededor de 5.000 pesos por animal”, detalló. La mayor parte de esa lana se comercializa en Corrientes, donde se procesa y se vende a mejor precio.
Rentabilidad, comercialización y perspectivas
Sobre la rentabilidad, el especialista afirmó que el contexto actual es ajustado. “El precio del cordero subió, pero también lo hicieron los costos. La rentabilidad está difícil, salvo en nichos específicos donde el productor integra toda la cadena”, explicó.
Ferreira destacó que la falta de frigoríficos adaptados a la escala local limitó el crecimiento del sector. “El productor necesita asociarse para completar volúmenes y compartir costos. Si uno de los eslabones no gana, la cadena se rompe”, afirmó.
“El productor, el frigorífico y la carnicería, todos, tienen que ganar porque si no se sale de la rueda; y el frigorífico necesita 200 corderos pesados para completar su cupo de faena”, especificó al apuntar que se trata de “una disyuntiva” porque “los arreglos son locales”. “La mayoría de los productores hacen faena informal, por ende, no entran al circuito”, aclaró.
En cuanto a la exportación, indicó que actualmente se exporta poca producción ovina desde la provincia, solo lo hace un frigorífico de Gualeguay. “El mercado internacional pide corderos de 22 kilos de res y en volúmenes importantes, lo que requiere planificación entre los productores para organizar pasturas y alimentación a fin de lograr un cordero uniforme, que no tenga tanta grasa”, explicó.
“El manejo de la majada debe ser prolijo, tener índices sanitarios y reproductivos muy buenos, lograr el bienestar animal, pero el principal costo es el frigorífico por eso para los productores chicos no es muy alentador el envío a frigorífico”, expuso Ferreira.
Finalmente, el especialista dejó un mensaje para quienes evalúan iniciarse en la actividad. “La producción ovina es muy pasional, pero requiere un desafío mayor porque las ovejas son mucho más sensibles que las vacas”, aclaró. Y ese sentido, aconsejó la capacitación antes de empezar. “Desde el INTA y las universidades ofrecemos formación gratuita y acompañamiento técnico”, concluyó.