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Estudiantes argentinos competirán en EE.UU. con un satélite del tamaño de una lata

Diez alumnos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires representarán al país en uno de los certámenes de ingeniería aeroespacial más exigentes del mundo. El desafío: lanzar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa.

19 de Mayo de 2025
Estudiantes argentinos competirán en EE.UU.
Estudiantes argentinos competirán en EE.UU.

Diez alumnos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires representarán al país en uno de los certámenes de ingeniería aeroespacial más exigentes del mundo. El desafío: lanzar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa.

Un equipo de diez estudiantes del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) se prepara para representar a la Argentina en la CanSat 2025, una de las competencias estudiantiles de ingeniería aeroespacial más desafiantes a nivel global. El evento, organizado por la American Astronautical Society (AAS), cuenta con el respaldo de instituciones como la NASA, Lockheed Martin y Siemens.

 

El reto consiste en diseñar, construir y lanzar un satélite con las dimensiones de una lata de gaseosa. La misión incluye un descenso controlado mediante autogiro, la transmisión de datos en tiempo real y el registro audiovisual desde el aire.

 

En la primera evaluación técnica del certamen, el equipo argentino obtuvo un rendimiento destacado con un puntaje del 99%, lo que les aseguró un lugar en la final y los posicionó entre los cinco mejores equipos del mundo.

Talento, organización y compromiso

“Tenemos un equipo que abunda en creatividad, conocimiento y persistencia”, afirmó Santiago Bolzicco, estudiante de Ingeniería Industrial y líder del grupo. “Los buenos resultados de la primera instancia nos dan la certeza del trabajo que hicimos y la confianza para seguir por el mismo camino para tratar de dejar a Argentina en lo más alto”.

 

La competencia durará alrededor de cinco días. “La competencia comienza oficialmente el 6 de junio con una bienvenida a todos los equipos participantes y una explicación de cómo se llevarán a cabo las diferentes etapas”, detalló Thomas Marthi, estudiante de Ingeniería Mecánica, a TN Tecno. “El día más esperado es el Launch Day: seis meses de trabajo condensados en un vuelo de menos de dos minutos”, resumió. Tras el vuelo, el grupo deberá presentar ante los jueces un análisis del rendimiento del satélite.

 

La estructura del equipo se organiza en dos subgrupos: “Materiales y Estructuras”, a cargo de Ezequiel Bolzicco, y “Electrónica y Software”, liderado por Rafael Dalzotto. Santiago Bolzicco se encarga de la gestión administrativa. También forman parte Daniela Maradei, Micaela Perillo, Emanuel Albornoz, Santino Agosti, Agustín Pilotto, Agustín M. Haarth y Thomas Marthi.

 

Metodología aplicada: una clave del éxito

Uno de los factores clave del alto puntaje fue la organización interna. “Nos basamos en los 85 requerimientos técnicos y en la guía de la misión para crear una herramienta muy útil: un Excel interactivo con gráficos y métricas que midan nuestro progreso”, explicó Marthi. “Ese sistema nos permitió hacer un seguimiento minucioso de más de 150 puntos específicos que afectan el funcionamiento del CanSat”.

 

Más allá del desarrollo técnico, los estudiantes destacan el orgullo de representar al país. “Es un enorme desafío y una gran responsabilidad, pero también un orgullo inmenso”, aseguró Bolzicco. “Queremos demostrar que el talento de los jóvenes argentinos está a la altura de la élite del conocimiento a nivel mundial”.

 

La motivación trasciende al grupo. “Nuestro deseo es ser un ejemplo para otros estudiantes que muchas veces se ven desmotivados. Queremos transmitir que con pasión y esfuerzo se puede llegar muy lejos, hasta estar compitiendo cabeza a cabeza con los mejores”, agregó.

 

Ajustes finales para una misión histórica

Con la competencia a la vuelta de la esquina, el trabajo del equipo se intensifica. “Estamos testeando los subsistemas por separado: desde la electrónica, la telemetría y el software, hasta la resistencia, el accionamiento de mecanismos y el sistema de autogiro”, contó Ezequiel Bolzicco a TN Tecno. En los próximos días, integrarán todas las partes y realizarán las pruebas finales.

 

El proyecto también representa una instancia formativa sin igual. “Nuestros estudios nos dan muchísima formación ingenieril, pero poder poner todo esto en práctica es una experiencia única”, señaló Daniela Maradei. “Aprendemos sobre trabajo en equipo, sobre habilidades blandas, y nos permite crecer como personas y como profesionales”.

 

El equipo también destaca el valor de haber compartido experiencias con generaciones anteriores del ITBA que participaron en CanSat. “Poder escuchar sus experiencias en primera persona fue un privilegio”, dijo Maradei. “Nos ayudó mucho en cuanto a temas de organización y diseño”.

 

Inspirar vocaciones, construir futuro

Los estudiantes coinciden en que participar de este tipo de competencias tiene un impacto profundo. “Muchos chicos con talento y creatividad no siempre asocian esas habilidades con la ingeniería”, reflexionó Agustín Pilotto. “Al participar en proyectos como este, descubren que no se trata solo de teoría, sino también de aplicar el conocimiento para crear soluciones reales”.

 

Otro de los aspectos positivos es el vínculo con la industria. “Tuvimos la posibilidad de contar con el apoyo de distintas empresas líderes. Eso nos conecta con el mundo laboral y nos da recursos de conocimiento que nos van a servir más allá de este proyecto”, señaló Pilotto.

 

Cuando se les pregunta qué le dirían a otros jóvenes que dudan en sumarse a iniciativas similares, Pilotto lo tiene claro: “No hay mejor manera de tener una primera experiencia en un proyecto interdisciplinario. Te conecta con el mundo, con otros estudiantes, con la industria, con el futuro. Es difícil contar todas las razones, pero lo recomiendo fuertemente”.

 

Más que una competencia, una experiencia transformadora

Mientras ultiman detalles técnicos, el grupo argentino ya vive una experiencia que marcará sus vidas. No se trata solo de construir un satélite que vuele, recolecte datos y transmita información en tiempo real: el desafío va más allá de lo tecnológico. Compiten desde el sur del mundo con universidades de trayectoria consolidada y mayores recursos, pero con las mismas aspiraciones.

 

Para ellos, esta misión es también una manera de mostrar otra cara de la ingeniería argentina: la de un talento colectivo que trabaja en equipo, con vocación de aprendizaje y el deseo de generar impacto desde el conocimiento.

 

“Queremos que otros chicos vean que se puede, que la ingeniería no es solo teoría y fórmulas, sino una herramienta concreta para cambiar el mundo”, concluyó Agustín Pilotto. (TN)

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