En el marco de la investigación del triple femicidio, la justicia detuvo a Mónica Débora Mujica, pareja de Víctor Sotacuro Lázaro, como integrante de la organización narco acusada. Los detalles del operativo y de los cargos que enfrenta.
Una nueva detención se produjo este viernes por la noche en el marco de la investigación por el triple femicidio de Florencio Varela, donde fueron asesinadas Lara Gutiérrez (15), Morena Verdi (20) y Brenda del Castillo (20). La detenida es Mónica Débora Mujica (37), pareja de Víctor Sotacuro Lázaro (41), quien ya se encuentra entre los principales imputados de la causa.
Mujica fue arrestada por detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de La Matanza, a pedido del fiscal Adrián Arribas, mientras se refugiaba en un albergue del barrio de La Boca, en la Ciudad de Buenos Aires. La medida se adoptó tras la declaración de un testigo que la vinculó directamente con la organización narco encabezada por su esposo, conocido como “El Duro” o “El Chato”, y su sobrina Milagros Florencia Ibáñez (20), también detenida por el caso.
Una banda narco bajo la lupa
“No la tenemos ubicada dentro de la casa donde ocurrieron los asesinatos. Sí que estaba al tanto y tuvo participación dentro de los roles”, explicó un investigador consultado por la prensa.
Las pruebas surgieron a partir de las declaraciones de Ibáñez, quien relató que Mujica le pidió borrar toda la información del teléfono de Sotacuro Lázaro horas después del triple crimen. “Me lo solicitó mi tía de nombre Débora, quien resulta ser la esposa de Víctor. El procedimiento lo realicé viendo un video por YouTube”, declaró la joven el 9 de octubre.
Por estos hechos, Mujica quedó imputada por “privación ilegal de la libertad activa agravada por la pluralidad de intervinientes y por ser una de las víctimas menor de edad, en concurso real con homicidio agravado por ser premeditado de dos o más personas, por alevosía y ensañamiento, y criminis causa”.
De testigo a sospechosa
El fiscal Arribas ya le había tomado declaración como testigo el 6 de octubre, cuando la mujer negó conocer los hechos y dijo que su esposo había salido a trabajar como remisero el 19 de septiembre, trasladando a un hombre llamado David, apodado “El Loco” o “El Tarta”. Se trata de David Gustavo Huamani Morales (36), uno de los tres prófugos con pedido de captura internacional.
Mujica aseguró entonces que el 24 de septiembre, cuando se hallaron los cuerpos enterrados en una casa de Florencio Varela, su esposo fue amenazado por dos encapuchados frente a su vivienda y que ambos decidieron escapar. “Yo lo llevé al David acá, anduve por acá. Este hijo de puta me mandó para esto. Este hijo de puta es el que hizo la cagada. Yo estuve ahí con mi coche, me voy. Yo también por miedo le digo ‘vete, vete’, yo me voy a quedar con los chicos acá. Él se lleva mi celular, se lo di yo, y le dije que me llame al celular de mi hija para poder comunicarnos”, sostuvo en aquella declaración.
Prisiones preventivas y conexión narco
El viernes, al cumplirse un mes del hallazgo de las jóvenes, el fiscal solicitó la prisión preventiva para los ocho imputados detenidos en Argentina y remitió la causa a la Justicia Federal, al considerar que se trata de un caso de narcotráfico.
La medida alcanza a Víctor Sotacuro Lázaro, Milagros Ibáñez, Matías Agustín Ozorio (28), Magalí Celeste González Guerrero (28), Miguel Ángel Villanueva Silva (25), Iván Jeremías Giménez (28), Daniela Iara Ibarra (19) y Maximiliano Andrés Parra (18).
Mientras tanto, Tony Janzen Valverde Victoriano (20), alias “Pequeño J”, continúa detenido en Perú, donde cumple prisión preventiva en el penal de Cantera de Cañete mientras se tramita su extradición.
El crimen que estremeció al país
Las tres jóvenes habían desaparecido el 19 de septiembre, cuando fueron convocadas a una supuesta fiesta por la que recibirían 300 dólares. Las pasaron a buscar en una Chevrolet Tracker blanca desde La Matanza y las trasladaron hasta una vivienda en Villa Vatteone, Florencio Varela.
Cinco días después, el 24 de septiembre, sus cuerpos fueron hallados enterrados en el patio de una casa ubicada en la calle Chañar 702. Las autopsias determinaron que fueron torturadas, golpeadas y asesinadas con extrema violencia.
Desde entonces, el fiscal Arribas destacó el “alto grado de agresividad” de los acusados y describió el hecho como “un acontecimiento salvaje, inhumano, cruel y despiadado”. (Clarín)
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