Madre e hija trabajan juntas en un puesto familiar para reunir fondos y concretar un viaje escolar. “Es un ingreso alternativo que lo pensamos para mi hija que se va de viaje; vamos bien y lo estamos pagando con mucho esfuerzo”, relató Griselda López a Elonce.
Con trabajo en equipo, madrugadas largas y el respaldo de la comunidad, una familia lleva adelante un emprendimiento de venta de tortas fritas con un objetivo concreto: pagar el viaje de estudios de Melanie, la hija de Griselda López, quien además trabaja a la par de su madre en el puesto instalado en el parque Gazzano.
Griselda, responsable del emprendimiento, contó a Elonce cómo transcurrió la jornada: “Estoy con las manos en la masa, pero muy bien, gracias a Dios, disfrutando del día para vender tortas”. Explicó que se trata de una actividad familiar que aprovecha especialmente los días de lluvia. “Abrimos especialmente hoy porque llovió. Tratamos de trabajar los días de lluvia, que es lo que más se mueve acá en el parque. Siempre estamos viernes, sábado y domingo”, relató.
La organización comenzó desde temprano, atentos al pronóstico del tiempo. “El día anterior vemos el pronóstico. Pensábamos que el domingo iba a llover y no pasó. Hoy nos levantamos tempranito a las 6, miramos el pronóstico y ya a las 8 estábamos acá”, explicó. Según indicó, el movimiento fue constante, con personas que se acercaban a comprar algo caliente para acompañar el mate. “Más que agradecida con la gente por pasar por el puestito”, expresó.
Madre e hija, trabajando juntas
Uno de los aspectos más destacados del emprendimiento es que Melanie, la joven que viajará de estudios, también trabaja junto a su mamá durante la jornada. Ambas atienden el puesto y elaboran los productos, en una muestra de esfuerzo compartido. “Es todo con esfuerzo”, resumió su mamá.
El apoyo de los vecinos resultó fundamental para sostener la iniciativa. Griselda señaló que muchos se comunicaron previamente para consultar si iban a trabajar. “A pedido de los vecinos que nos mandan mensajito: ‘¿Tenés tortas?, ¿vas a trabajar hoy, está lloviendo?’. Así que muy agradecidas a ellos”, sostuvo.
La idea surgió hace aproximadamente un año como una alternativa económica. “Es un ingreso alternativo que lo pensamos para mi hija que se va de viaje. Decidimos hacer esto para ayudarla a juntar el dinero”, explicó. El proyecto comenzó con pocos recursos y fue creciendo con el tiempo. “Lo arrancamos con lo poco que teníamos, se fue armando y se hicieron todas las habilitaciones correspondientes que nos permite la municipalidad para trabajar”, añadió.
La receta y la venta
Sobre la elaboración, Griselda detalló que la clave está en respetar la receta tradicional. “Harina, agua, levadura y un poquito de grasa, nada más, para respetar la receta original”, explicó. En cuanto a los precios, indicó que vendían “cinco por 1.500 pesos”.
Con el esfuerzo conjunto de madre e hija y el acompañamiento del barrio, la familia continuó avanzando hacia su objetivo. “Vamos bien y vamos pagando el viaje, si Dios quiere”, concluyó Griselda.