REDACCIÓN ELONCE
El TC en Paraná presentó su primer palco sensorial para niños y adolescentes con autismo. Un espacio único que les permite disfrutar de las carreras de forma segura y adaptada a sus necesidades.
El Turismo Carretera (TC) de Paraná presentó una iniciativa única en el automovilismo argentino: un palco sensorial móvil diseñado para que niños y adolescentes con autismo puedan disfrutar de las carreras. Este proyecto busca garantizar una experiencia inclusiva y adaptada a las necesidades de quienes tienen sensibilidades sensoriales especiales.
Paulo Morales, presidente de Teactiva, organización encargada de la implementación del módulo, explicó cómo surgió la idea: “Es un proyecto que viene evolucionando desde los primeros palcos sensoriales en el fútbol, que empezaron en Ecuador, luego en Córdoba, River e Independiente. El automovilismo tenía mucha intención de crear su propio sistema en un evento federal, ya que no hay muchas carreras en autódromos fijos, sino que se realizan en distintas partes del país".
El nuevo palco sensorial es un container insonorizado montado sobre un tráiler, lo que le permite ser transportado a diferentes lugares del país, siguiendo el calendario del TC. La capacidad del módulo es para 12 personas, permitiendo que seis niños con autismo asistan acompañados de un terapeuta y sus familiares. Morales explicó que la experiencia no se limita a la observación, sino que se ha diseñado para que los niños disfruten activamente del evento: “Acá atrás de ustedes está una combi cerca del autódromo. Todas las familias vienen con los chicos, con gorritas y remeras alusivas. Es como una gran excursión. Los chicos están cuidados y disfrutan de una experiencia que no han vivido nunca".
Un ambiente seguro y adaptado para disfrutar de la carrera
El proceso de selección de los niños que participarán en este tipo de experiencias se lleva a cabo con la colaboración de ONGs locales. Morales destacó la importancia de este trabajo conjunto para garantizar que los chicos puedan disfrutar de la carrera sin sentirse abrumados: “Nos contactamos con ONGs de cada zona para que ellos nos provean los chicos. Todavía no tenemos capacidad suficiente para una convocatoria masiva, por eso trabajamos con grupos pequeños".
Una de las claves de este proyecto es que no solo se busca ofrecer un espacio donde los niños puedan “estar tranquilos”, sino que también se fomenta que vivan una experiencia positiva, algo que refuerza el sentido de inclusión. “Cuando hicimos una prueba piloto en Buenos Aires, mi hijo nunca había venido a una carrera y después quiso volver. No necesitó más el palco sensorial, porque ese es el objetivo: que los chicos puedan disfrutar y luego no necesiten estas adaptaciones".
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