REDACCIÓN ELONCE
Un niño fanático del Turismo Carretera mostró su pasión por el automovilismo al lucir una remera firmada por varios pilotos y esperar la firma de Mariano Werner.
El amor por el Turismo Carretera (TC) no tiene edad, y lo demuestra un niño fanático que, con tan solo unos años, ya colecciona recuerdos de su pasión por el automovilismo. El niño, que fue protagonista en una reciente jornada de carreras, mostró con orgullo una remera repleta de firmas de pilotos, la cual se convirtió en un tesoro para él. “Tengo las firmas de todos los corredores. Mi tío me dijo ‘lleva la remera que vas a salir en la tele’. Le hice caso y pasó hoy”, expresó el pequeño con entusiasmo.
A tempranas horas del día, el niño y su familia llegaron al circuito, donde él no perdió tiempo en acercarse a los pilotos para conseguir la firma de cada uno de ellos. “Recolecté las firmas de casi todos los pilotos. Ahora me falta la más deseada: la de Mariano Werner”, comentó el niño, quien tiene un cariño especial por el piloto entrerriano. “Lo sigo con el corazón. En todas las carreras que esté cerca, vengo a verlo”, agregó, haciendo énfasis en su devoción por uno de los grandes ídolos del TC.
Mariano Werner, ganador de múltiples competencias y uno de los referentes más admirados por los fanáticos del TC, se ha ganado un lugar especial en la vida del niño, que tiene en él una fuente de inspiración. “Estoy esperando la firma de Mariano. Es mi ídolo, siempre trato de ir a verlo siempre que puedo”, dijo con una sonrisa, demostrando el fervor que siente por el automovilismo.
Un sueño de niño: correr en karting
La pasión por las carreras va más allá de ser un simple entretenimiento para este pequeño. Su amor por los autos lo ha llevado a querer seguir los pasos de sus ídolos. “Mi abuelo me está preparando para que sea corredor de karting”, reveló. Así, el sueño de correr en las pistas ya empieza a tomar forma en su vida, con el apoyo de su familia y la constante motivación que recibe al estar rodeado de gente que comparte su amor por el TC.
El niño fanático no solo se conforma con ser espectador. En cada oportunidad que tiene, trata de involucrarse lo máximo posible con el automovilismo. “Algunas veces en Concordia empujo autos. Es mi pasión”, comentó sobre su experiencia en la pista, demostrando que su interés por el TC no se limita solo a las carreras que ve desde las gradas, sino que también está dispuesto a formar parte activa del mundo de los motores.
Además, la pasión por el TC no es algo aislado, sino que es una tradición que se mantiene en la familia. Su padre, Joaquín, quien estuvo acompañándolo durante la jornada, explicó que el amor por el automovilismo es algo que ha pasado de generación en generación. “Es la tercera vez que venimos al circuito. Es una pasión muy linda, y donde podemos ir, vamos”, comentó Joaquín. La afición por las carreras, en especial por el Turismo Carretera, está profundamente arraigada en la familia, lo que hace que el niño fanático se sienta apoyado y motivado en su camino hacia su sueño.