

El plan de ajuste que está diseñando Isela Constantini, nueva presidenta de Aerolíneas Argentinas, incluirá el recorte de frecuencias y la suspensión de rutas en distintas regiones del país pero, en principio, no alcanzará a los vuelos entre Paraná y Buenos Aires, que se reanudaron hace dos años.
Esta semana se oficializó la eliminación de los 14 vuelos directos semanales entre Comodoro Rivadavia y Río Gallegos y disminuyeron las frecuencias a otros destinos. El recorte afectó especialmente al denominado "corredor petrolero", que une las provincias de Santa Cruz, Chubut, Neuquén, Mendoza y Córdoba, sin pasar por Buenos Aires.
En los próximos días, Constantini presentará ante el presidente Mauricio Macri un plan a cuatro años para reducir a cero el déficit de la compañía, calculado en unos 1.000 millones de dólares. Se habla también del recorte de vuelos a Barcelona, Nueva York, Roma y otros destinos internacionales. La ex CEO de General Motors aseguró que no se afectará la seguridad ni los recursos humanos.
"Desde Aerolíneas apostamos al desarrollo de la ruta Buenos Aires - Paraná y a generar un servicio de valor tanto en el caso de viajeros de negocios como en el de turistas", confirmó ante la consulta de <i>El Diario</i>, José Luis Hirtz, jefe de prensa de la aerolínea de bandera, ante la consulta por el diagnóstico hecho acerca de la rentabilidad de la ruta y sobre las medidas que pueden esperarse en el corto plazo.
El funcionario destacó que el factor de ocupación promedio de los aviones es del 75%, según los números de enero a diciembre del año pasado.
<b>Usuarios</b>
A las 19.50 del miércoles 5 de marzo de 2015, luego de volar durante 45 minutos desde el aeroparque Jorge Newbery, un avión Embraer E-190 aterrizó en el aeropuerto de Paraná. El acontecimiento marcó el regreso de Aerolíneas Argentinas a la capital entrerriana, después de 25 años.
Desde entonces, hombres y mujeres de negocios y funcionarios públicos son, en su mayoría, quienes ocupan las aeronaves con capacidad para 96 plazas que, con cinco frecuencias semanales, de martes a viernes y los domingos, van y vuelven de Buenos Aires entre las 20 y las 21. También viajan turistas o pasajeros pero sólo ocasionalmente.
Según Alejandra Esnaola, propietaria de una de las agencias de turismo que expende pasajes de Aerolíneas, la cantidad de pasajeros es pareja de martes a viernes y disminuye los domingos, pese a que el pasaje ese día cuesta un poco más barato.
Una de las ventajas que hubo hasta enero de este año, era el precio de los boletos: comprando con anticipación, se obtenía una bonificación que dejaba la tarifa en unos 850 pesos, contra los 650 pesos que cuesta un pasaje en coche cama en micro.
"Ir en colectivo es prácticamente llegar sin dormir y enseguida tener que entrar a una reunión. Con el avión, los ejecutivos y funcionarios llegan la noche anterior viajando apenas una hora y están descansados para el día siguiente", graficó.
<b>Las nuevas tarifas establecidas en el decreto 294 del 3 de febrero llevaron el pasaje a unos 1.200 pesos</b>. No obstante, el flujo de pasajeros se mantiene constante, aunque aumentaron las compras con tarjeta (y cada vez más a través de la web de la empresa), que aún pueden hacerse en 12 cuotas sin interés.
Las quejas de los usuarios se centran en algunas impuntualidades, en que no existe una oficina en el centro y por el horario único, que lleva a que muchos hagan combinación con Santa Fe, donde hay un vuelo que va y vuelve a la mañana. Los pasajeros se van a Sauce Viejo temprano, viajan a Buenos Aires y vuelven a la noche directamente a Paraná. Claro que no pueden ir en auto al aeropuerto (parten de una estación y vuelven a otra) y deben sí o sí conseguir quien los lleve o tomar un remís. También reclaman que haya vuelos los días lunes.
Más allá de los cuestionamientos, para Esnaola es prioritario mantener el servicio. "No podemos ser una capital y no tener un vuelo a Buenos Aires", opinó.
<b>75 por ciento es el porcentaje de ocupación promedio de los cinco vuelos semanales de Aerolíneas, en aviones de 96 pasajeros que viajan entre Buenos Aires y Paraná</b>.
<b>El destino incierto de LAER</b>
Aunque en un principio se informó que el servicio de Aerolíneas llegaba para sumarse a los vuelos de Líneas Aéreas de Entre Ríos (LAER), al poco tiempo la empresa entrerriana suspendió sus operaciones y entró en una situación de parálisis que se mantiene hasta la actualidad. Fue en marzo de 2014 cuando LAER dejó de volar. Y más allá de que se van a cumplir dos años de esa decisión, la empresa sigue sosteniendo un plantel de unos 30 trabajadores a los que todos los meses debe pagarles los sueldos, con recursos que no tiene y que obtiene vía subsidios y asistencias financieras periódicas y millonarias por parte del Estado provincial.
Gualberto Salcerini, interventor de la aerolínea desde 2007, dejó su cargo el 10 de diciembre junto con el cambio de gobierno y se acogió a la jubilación. El gobernador Gustavo Bordet designó en su lugar a Alfredo de Meyer, quien venía desempeñándose como director contable de la empresa.
Consultado por <i>El Diario</i>, De Meyer se negó a comunicar los planes previstos para LAER hasta que no sean informados oficialmente. "Estamos sin volar, en medio de una reestructuración", fue lo único que indicó. Bordet, por su parte, no se refirió públicamente a sus planes para la aerolínea, ni en campaña ni desde que es gobernador.