REDACCIÓN ELONCE
La titular del Colegio de Corredores Inmobiliarios, Paula Armandola, explicó a Elonce cómo impactan la inflación y la nueva normativa en la actualización de contratos, la rentabilidad y las decisiones de inquilinos y propietarios.
La presidenta del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios, Paula Armándola, analizó la situación actual del mercado de alquileres y destacó a Elonce que la rentabilidad de los contratos va de la mano de la macroeconomía. “La actualización de los contratos se realiza a través del Índice de Contratos de Locación (ICL), y en comparación con la ley anterior, cuando hubo una intervención que perjudicó al sector, el aumento interanual llegó al 80% como resultado de una inflación muy alta en los primeros meses del año”, explicó.
Desde la asunción del presidente Javier Milei, los contratos de alquiler son de libre acuerdo entre las partes, quienes pueden definir no sólo el precio sino también la frecuencia de actualización. En ese sentido, se ha regresado en muchos casos al plazo tradicional de 24 meses, previsto en el Código Civil y Comercial antes de 2015.
“La actualización se realiza generalmente cada cuatro o seis meses y se basa en el índice de inflación (IPC), lo que genera mayor previsibilidad. Al estabilizarse la moneda, hay una mejora en la rentabilidad, porque anteriormente las actualizaciones quedaban congeladas frente a una inflación interanual superior al 200%”, expuso Armándola.
Además, valoró que el nuevo marco normativo habilita contratos menores a 24 meses, algo que favorece especialmente a estudiantes o personas en tránsito. “Hoy se puede firmar un contrato por 12 meses, lo que reduce la barrera de entrada, porque el sellado (1,4%) y los honorarios inmobiliarios se calculan sobre el total del contrato”, precisó.
Respecto a la demanda, señaló que los inquilinos priorizan la ubicación y los servicios. “Buscan movilidad y equipamiento urbano. Generalmente eligen inmuebles dentro de los bulevares de Paraná, donde se concentran la mayoría de los servicios. Estudiantes o personas que vienen de otras ciudades optan por la zona céntrica o cercana al Parque”.
Armándola detalló que alquilar un monoambiente en la ciudad cuesta actualmente más de $300.000, incluso si está ubicado en un tercer piso sin ascensor. A ese monto deben sumarse expensas, tasas, impuestos, un mes de alquiler por adelantado, el sellado en ATER (1,4% del total del contrato) y los honorarios inmobiliarios. “Se calcula que hoy se necesita cerca de un millón de pesos para ingresar a un monoambiente”, señaló.
Finalmente, la titular del Colegio aseguró que “mejoró el mercado de alquileres porque hay mucha más oferta, y eso permite que cada una de las partes pueda satisfacer mejor sus necesidades”.
