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Sociedad El debate en El Ventilador

El impacto de la baja natalidad en Argentina: “Las personas eligen otras prioridades”, justificó sociólogo

La caída de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida en Argentina abren un nuevo panorama social, económico y político. Conocé la intervención del invitado en El Ventilador.

2 de Diciembre de 2025
Marcelo D'Amico estuvo en El Ventilador.
Marcelo D'Amico estuvo en El Ventilador. Foto: Elonce.

REDACCIÓN ELONCE

La caída de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida en Argentina abren un nuevo panorama social, económico y político. Conocé la intervención del invitado en El Ventilador.

En las últimas décadas, Argentina experimentó un profundo cambio en su estructura demográfica. Según datos del INDEC, para 2040, el país proyecta una disminución de 4 millones de niños y adolescentes debido a la caída de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. La tasa de fecundidad, que en 2010 era de 2,1 hijos por mujer, se desplomó a 1,3 en 2022 y podría seguir descendiendo en los próximos años.

 

Este fenómeno, en gran parte impulsado por factores económicos y sociales, tiene implicancias que van más allá de los números. Un país con menos nacimientos y más personas mayores de 65 años no solo enfrenta retos en términos de recursos humanos, sino que se ve obligado a repensar el futuro de las políticas públicas, especialmente en áreas como educación, salud y seguridad social.

 

Según el Magíster en Ciencias Políticas y Sociología, Marcelo D’Amico, “la vida es mucho más precaria porque no sabemos si mañana vamos a permanecer en el mismo lugar, ni tampoco tenemos proyecciones laborales, porque nada suele durar lo que duraba antes”. Esta precariedad no solo afecta a los jóvenes en el mercado laboral, sino también a las futuras generaciones de adultos mayores.

 

El impacto de la baja natalidad en la educación y el empleo

 

Con una natalidad en descenso y una población que envejece, Argentina enfrenta un escenario en el que la matrícula escolar disminuirá drásticamente. Los menores de 18 años representarán una proporción mucho más pequeña de la población, lo que podría afectar la planificación educativa a largo plazo. Además, la falta de jóvenes en edad laboral traerá consigo un aumento en la presión sobre el sistema previsional y las pensiones, lo que podría generar una brecha económica difícil de cerrar.

 

Foto: Elonce.
Foto: Elonce.

 

D’Amico señala que el cambio generacional está provocando una transformación profunda en la sociedad. “Hoy la vida es más incierta. No tenemos las certezas que teníamos antes, lo que hace que las personas en su mayoría elijan otras prioridades. La sociedad actual es mucho más líquida, con menos certezas que antes”, afirma el experto, refiriéndose a la situación laboral y de estabilidad de los jóvenes. Estos, al estar cada vez menos presentes en el mercado laboral, también tienen menos poder adquisitivo, lo que limita su capacidad de formar familias y tener hijos, exacerbando la baja natalidad.

 

Este panorama genera incertidumbre sobre la sostenibilidad a largo plazo de un sistema basado en una población activa que, cada vez más, se reduce. La escasez de jóvenes para ocupar empleos cruciales para el funcionamiento del país y el financiamiento de las pensiones de los jubilados, podría profundizar la desigualdad social y económica.

 

Aumento de la esperanza de vida: más adultos mayores y nuevos desafíos

 

Al mismo tiempo que la tasa de natalidad disminuye, la esperanza de vida sigue en aumento. Se espera que para 2040 los adultos mayores de 65 años representen hasta un 25% de la población total. Este envejecimiento acelerado plantea nuevos desafíos en términos de cuidados y servicios de salud, ya que los sistemas actuales no están preparados para afrontar un número creciente de personas mayores que requieren atención.

 

Foto: Elonce.
Foto: Elonce.

 

Uno de los problemas más grandes que enfrentaremos en el futuro cercano será quién cuidará a los adultos mayores”, reflexionó D’Amico. La falta de una red de apoyo adecuada y la tendencia a la fragmentación familiar hacen que este desafío sea aún más complejo. En la actualidad, los modelos familiares tradicionales, en los que los hijos cuidaban de sus padres, se vieron modificados por nuevos paradigmas culturales. “Hoy las personas eligen otras prioridades, como viajar o buscar estabilidad laboral antes que asumir la responsabilidad de cuidar a los mayores”, explica el sociólogo.

 

Este cambio generacional también está relacionado con una transformación en el concepto de “familia”. El modelo tradicional de hogar nuclear, con padres e hijos viviendo juntos y cuidándose mutuamente, está dando paso a nuevas formas de convivencia y asistencia, como los hogares de retiro, las políticas públicas de cuidados y, en algunos casos, la convivencia intergeneracional. Sin embargo, aún no existe una respuesta unificada y eficiente que garantice la cobertura de estos cuidados.

 

Un electorado envejecido: ¿cómo cambiará la política?

 

La transformación demográfica también tendrá repercusiones en el ámbito político. Un electorado más envejecido podría modificar las prioridades de los políticos, que quizás pongan mayor énfasis en cuestiones relacionadas con la salud, las pensiones y la accesibilidad a servicios para adultos mayores. D’Amico afirma que, “un electorado más envejecido puede mover las prioridades hacia salud, pensiones y accesibilidad”. En este sentido, las políticas públicas deben adaptarse a esta nueva realidad, donde las preocupaciones por la salud y el bienestar de los mayores tomarán un papel protagónico.

 

Foto: Elonce.
Foto: Elonce.

 

Esto podría traducirse en mayores demandas de inversión en el sistema de salud pública, en la creación de programas de asistencia social para jubilados y en la implementación de políticas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Además, la falta de trabajo y las crecientes tasas de desempleo entre los jóvenes podrían generar tensiones sociales, ya que la población mayor requerirá más recursos para mantener su calidad de vida, mientras que los más jóvenes no logran acceder a trabajos estables.

 

A medida que Argentina se enfrenta a este nuevo mapa demográfico, los partidos políticos deberán replantear sus estrategias y propuestas para responder a las necesidades de una población que envejece rápidamente.

 

Reorganización de los cuidados: ¿está Argentina preparada?

 

Uno de los desafíos más complejos será la reorganización de los cuidados. Hoy en día, muchas personas se ven obligadas a optar por el cuidado privado debido a la falta de un sistema público eficiente que aborde la necesidad creciente de atención a los mayores. Este problema se ve exacerbado por el bajo número de jóvenes que entran en el mercado laboral, lo que hace cada vez más difícil ofrecer la cantidad y calidad de cuidados necesarios.

 

“El tema de los cuidados está cada vez más dividido. Ya no recae únicamente sobre una sola persona dentro de la familia, sino que hay una distribución más equitativa”, dice D’Amico, quien destaca la importancia de repensar cómo se distribuirán estos cuidados entre la sociedad, el Estado y las familias. La falta de políticas públicas adecuadas para garantizar una atención de calidad a los adultos mayores será uno de los puntos clave que determinará el bienestar de esta población en los próximos años.

 

Foto: Elonce.
Foto: Elonce.

 

Además, los avances en la medicina y la longevidad de las personas harán que la demanda de cuidados a largo plazo aumente. Es probable que en el futuro se incrementen los hogares geriátricos y los servicios de atención domiciliaria, pero esto también podría generar una presión adicional sobre las finanzas públicas y la capacidad de los sistemas de salud para ofrecer estos servicios.

 

El futuro de Argentina: ¿un país adaptado a su nueva realidad?

 

Con una natalidad en descenso y una población cada vez más envejecida, Argentina enfrenta grandes desafíos para adaptarse a este nuevo panorama. Sin embargo, las proyecciones demográficas también abren oportunidades para repensar las políticas públicas y la organización social. La clave estará en cómo se gestionen estos cambios y cómo se construyan soluciones que aseguren la calidad de vida para las generaciones venideras.

 

Foto: Elonce.
Foto: Elonce.

 

La transformación de la estructura familiar, el impacto de la baja natalidad, el envejecimiento poblacional y la precariedad laboral son solo algunos de los muchos aspectos que definirán el futuro de Argentina. En palabras de Marcelo D'Amico, “el futuro de la sociedad está en nuestras manos, y solo a través de políticas públicas bien articuladas podremos adaptarnos a este nuevo mapa demográfico”. Por tanto, la reorganización de los cuidados y la adaptación del sistema laboral y educativo son fundamentales para garantizar un futuro sostenible para todos los argentinos.

 

Argentina envejece: Menos nacimientos, más desafíos

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