REDACCIÓN ELONCE
Esta semana se conmemoró el Día Mundial de la Fertilidad, una fecha que busca visibilizar una condición que afecta a una de cada seis personas en edad reproductiva. La infertilidad no sólo es una cuestión médica: también involucra decisiones, emociones, hábitos de vida y, muchas veces, silencios.
Esta semana se conmemoró el Día Mundial de la Fertilidad, una fecha que busca visibilizar una condición que afecta a una de cada seis personas en edad reproductiva. La infertilidad no sólo es una cuestión médica: también involucra decisiones, emociones, hábitos de vida y, muchas veces, silencios.
El 4 de junio se instaló para promover la consulta temprana con especialistas, derribar prejuicios y abrir el diálogo. Hoy se sabe que factores como el tabaco, el alcohol, el sedentarismo y la exposición a tóxicos ambientales pueden incidir directamente en la fertilidad de mujeres y varones.
¿Estamos lo suficientemente informados para tomar decisiones a tiempo? ¿Sabemos que hay tratamientos disponibles y que hablar del tema es parte del camino?
El tema fue debatido en el programa El Ventilador, de Elonce.
Mercedes Cabrera, especialista en medicina reproductiva, dijo que “no hay un concepto cultural, sino que siempre como que la mujer fue habitualmente la responsable de la fertilidad. La edad de la mujer es determinante a la hora de lograr un embarazo, pero hoy el varón, el factor masculino, es una de las causas más importantes. Ha aumentado en casi el mismo porcentaje que la infertilidad en la mujer. También se ha demostrado que la edad del hombre es determinante a la hora de ciertas patologías, como enfermedades genéticas, como es el síndrome de down. Esto es a partir de los 40 y 45 años, la causa es por el espermatozoide, según indican estudios”.
“Por ley existe la cobertura obligatoria de los tratamientos de fertilidad. Hoy con la situación de las obras sociales la cobertura no es al 100%, pero es más del 90%. En la parte pública está pero es muy lento el proceso hasta llegar a hacer el tratamiento”, remarcó.
Si es un procedimiento invasivo, manifestó que “no lo es, es un proceso corto, dura solamente un ciclo. Si hay embarazo la paciente continúa con el desarrollo del mismo y si no lo hay puede comenzar otro ciclo o se ve. La fertilidad es un proceso, el tema es la preparación para abordar los tratamientos y saber que no siempre en el primer intento se logra el embarazo”.
“Las últimas estadísticas indican que después de los 35 años, alrededor del 60% de las mujeres pueden tener problemas de fertilidad. Lo ideal es que tanto mujeres como hombres antes de esa edad hagan una consulta para saber cómo es la calidad de sus gametas, del espermatozoide y óvulos. En la mujer es muy sencillo: es un análisis de sangre y una ecografía. En el varón es una muestra de semen. Con eso uno ya tiene una perspectiva de cómo va a ser su futuro reproductivo. No podemos asegurar un embarazo porque nunca podemos saber cómo va a ser la unión de esas gametas, pero sí saber cómo está hoy su reserva ovárica o su calidad seminal para tener por ejemplo la posibilidad de guardar óvulos o espermatozoides. Así, cuando uno tiene más de 40, tiene células que tienen la edad de cuando uno las obtuvo”, comentó.
Explicó que “hoy nos enfrentamos a dos problemas: a la baja de la natalidad, porque hoy en Argentina el promedio es un hijo por familia. El 50% de los países del mundo tienen 2.1. El otro problema al que nos enfrentamos es la infertilidad. Es por la edad materna avanzada, la postergación y porque vemos infertilidad a edades muy tempranas. Tiene mucho que ver con los hábitos, como por ejemplo el cigarrillo. Puede adelantar la menopausia de uno a cuatro años porque acelera la muerte de los óvulos. Aumenta la fragmentación del grado de ADN del espermatozoide. Hace cuestiones muy puntuales. El no dormir 8 horas también. El estrés, la alimentación, los multiprocesados. Hay acumulación de estos hábitos y esto repercute en las gametas. Hay estudios que demuestran la cantidad de microplásticos que hay en el óvulo. Eso repercute en la calidad del embrión”.
Guillermina Boeykens, especialista en medicina reproductiva, explicó que “hoy hay más información y dentro de las técnicas de reproducción asistida también se brindan otras cuestiones, como poder bioxiar los embriones, para poder dar un informe sobre si esos embriones son cromosómicamente normales y poder disminuir algunas cuestiones como la aneuploidía, que tiene que ver con, por ejemplo, lo más frecuente que es el síndrome de down. A partir de los 38 años se considera edad materna avanzada, en la cual se puede aumentar este riesgo y también puede haber mayor cantidad de abortos”.
“En relación a la gestación y el embarazo, los dos extremos, tanto cuando se da en menores de 15 años y en mayores de 40 años, siempre va a haber un riesgo, pero hay más información al respecto y se pueden llevar adelante embarazos saludables”, agregó.
Por otra parte, mencionó que “muchas mujeres deciden hacer el proceso de fertilización solas y esto ocurre cada vez más. Con esto de la postergación de la maternidad, bajó un 40% la tasa de natalidad. Eso tiene que ver con cómo estamos hoy socialmente, más que nada con el tema de las relaciones en sí. Llegan muchas mujeres solas al consultorio y pueden acceder a una inseminación artificial, que es un tratamiento de alta complejidad, con banco de semen, donde se elige un fenotipo, que es el color de ojos, el color de pelo, la altura y demás, para poder formar embriones o hacer una inseminación artificial. Esto va a depender de la condición de la mujer que venga a consultar”.
“La infertilidad está porque 1 de cada 6 parejas tiene problemas reproductivos, mientras que antes era 1 de cada 10. Es por la postergación de la maternidad en muchos casos”, dijo.
Sobre la conservación de óvulos, explicó: “en personas que están atravesando un tratamiento por cáncer, previo a una quimioterapia, se pueden congelar esos óvulos. Tanto la quimio como la radio tienen una afectación que ocasiona, a veces, una falla ovárica precoz”.
Además, aclaró que “no cualquiera puede ser donante, tiene que ser menor a 32 años, no tiene que tener ninguna enfermedad. Tiene que ir a una clínica, se hace un trabajo con psicóloga para saber si entiende lo que es la donación, es anónimo y está reglamentado. Solo se revela la identidad el día de mañana si el niño lo requiere, por algún problema médico o cumplida la edad de 14 o 18 años si lo solicita por la Ley de Identidad. El consentimiento lo que hace es cortar la vinculación a través del ADN. No afecta la salud de la donante ni su fertilidad”. Elonce.com
