En su recorrida por la ciudad costera de Hernandarias, Elonce TV recabó imágenes con el drone que dan cuenta del impacto de la bajante del río Paraná en la zona. Los restos del muelle del pescador quedaron a la vista.
La histórica bajante del río Paraná provoca diferentes inconvenientes en las ciudades ribereñas entrerrianas. Una de las localidades más elegidas para el turismo que se centra en la pesca es Hernandarias.
El emblemático comedor flotante, “El Flotante”, de Hernandarias es testigo de la bajante extraordinaria del río Paraná. En esa localidad, el curso de agua mide este miércoles, 12 centímetros por encima del cero en la escala, y bajó tres centímetros en relación a la última medición de ayer, según los registró a los que accedió Elonce TV.
FOTOS DE LA BAJANTE EN TRES CIUDADES COSTERAS.
En su recorrida por la ciudad costera, Elonce TV recabó imágenes con el drone y el video que se puede ver en esta nota, da cuenta del impacto de la bajante del río Paraná. Uno de los problemas que ocasiona en la zona es la falta de pescado, que complica a los pescadores artesanales que no pueden ir a ganarse su sustento diario.
Restos del muelle
Entre las imágenes más destacadas que se pueden ver los restos del “muelle del pescador”, que la creciente del río destruyó en junio de 2019 y que estaba inhabilitado desde 2017, debido a la inestabilidad de su estructura, pudo confirmar Elonce. Sin embargo, se trata de uno de los sitios más recordados por la localidad y muchos pescadores que llegaban al lugar.
Cientos de metros de extensión y algunas decenas de ancho, se pueden ver en la orilla y muchas canoas que muestran el paso del tiempo de inactividad. Una de las zonas más prolíficas para la pesca, pasa uno de sus momentos más complicados por la bajante del río y se nota en la costa.
“El Flotante”
El aparato, de origen holandés, se llevó a Hernandarias en 1938. Se utilizó como embarcadero flotante cuando el río era el mayor nexo comercial. Con la llegada del ferrocarril se dio prioridad al traslado por tierra de los productos y lentamente, como en el resto de los puertos, fue decayendo su actividad.
Desde 1971 el lugar comenzó a funcionar como comedor, e incluso algunos años como boliche bailable en la parte superior del flotante. Pasó varios meses inactivo en 2010 y en diciembre de ese año, retomó la atención al público.