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Sociedad Se suman a la polémica nacional

Lavaderos de Paraná también advierten que el pronóstico del tiempo los afecta

La polémica se desató a nivel nacional, cuando referentes del rubro acusaron al Servicio Meteorológico de “ahuyentar clientes”. En Paraná también afirman que los anuncios de mal tiempo provocan que la gente no lleve a limpiar sus vehículos.

22 de Enero de 2013

La polémica se desató a nivel nacional, cuando referentes del rubro acusaron al Servicio Meteorológico de “ahuyentar clientes”. En Paraná también afirman que los anuncios de mal tiempo provocan que la gente no lleve a limpiar sus vehículos.

El particular conflicto comenzó cuando el presidente de la Cámara Argentina de Lavaderos Automáticos y Manuales de Automotores (Calama), Atilio Krenn, envió a un medio gráfico una carta criticando al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) por las “habituales inexactitudes” con las que informa sobre “lluvias, tormentas, granizadas, ya que tales imprecisiones ahuyentan a los clientes, porque es una actividad dependiente de las buenas condiciones climáticas”.

Frente a esta acusación, el SMN no tardó en salir a responderle, asegurando que la precisión de los datos que se vierten desde el organismo en torno al clima es del 84%.

Aunque en un principio pareció una controversia un tanto insólita, fueron muchos los propietarios de lavaderos de autos de Paraná que se avalaron esta premisa y concordaron afirmando que los anuncios de mal tiempo provocan que la gente no lleve sus vehículos para que se los limpien.

Gabriel Bellino, dueño desde hace 12 años de un lavadero cercano al centro, aseveró que “cada vez más la gente mira el pronóstico del tiempo. En base a si llueve o no deciden si van a llevar a lavar el auto”. De todos modos, señaló que “se trata de un rubro en el que la merma se siente desde hace una década. Después de la crisis del 2001 se notó el cimbronazo y desde entonces la actividad decayó”. En este orden, expresó que “es un rubro que demanda mucha inversión si se quiere tener un lugar bien equipado. Pero en la actualidad solo nos alcanza para mantenernos y si debemos reponer una máquina o queremos modernizarnos, tenemos que pensar en endeudarnos. Por eso muchos trabajan de forma artesanal en algún garage”.

“Para que sea rentable habría que cobrar más, pero en ese caso nadie llevaría a lavar su auto”, analizó.

En referencia a los precios, en la actualidad varían de un lugar a otro. En algunos sitios el servicio cuesta 50 pesos y consta de un aspirado básico en el interior, limpieza de carrocería con cera y ecobrillo en las ruedas. “Se trata de un lavado bueno pero en el que se utiliza menor cantidad de productos. Si te traen un auto muy sucio se hace un lavado Premium con silicona y se cobra cobro 60 pesos”, manifestó Bellino.

En las zonas más alejadas del centro se pueden encontrar lavaderos que cobran entre 30 y 35 pesos un servicio básico. “Si ponés precios muy altos la gente no viene”, coincidió Adolfo Bahl, dueño de un lavadero en calle General José María Paz, en el barrio San Agustín.

 

 

Es un rubro con rentabilidad variable

Durante la última década, el crecimiento de la cantidad de lavaderos de autos en la capital provincial fue dispar. Si bien se advirtió que muchos abrieron sus puertas al púbico en los últimos años, también fueron muchos los que cerraron por no encontrar la rentabilidad buscada en el negocio.

Al respecto, Diego Bellino explicó a diario <Uno</i> que “este era un rubro al que antes se dedicaban las estaciones de servicio, pero después lo dejaron y fueron los emprendedores particulares los que lo tomaron”.

Bellino es uno de los más antiguos en la capital provincial y asegura que “no es un sector que hoy en día tenga muchas ganancias: hay que mantenerse, pagar a los empleados, comprar máquinas. Y el tiempo condiciona, porque si hay perspectivas de lluvia nadie lava su vehículo”.

Asimismo, aseguró que el motivo por el que continúa en el rubro es porque es un apasionado de su trabajo. “Es lo que me gusta hacer y por eso sigo con esto”, dijo.

“Se trata de una actividad que no es para nada fácil. Por ahí en 15 días no entra nadie y si tenés gente trabajando debés pagarle igual. En mi caso me ayudan mis dos hijos, uno de ellos tiene familia. Por ahora nos alcanza, pagamos las cuentas y prosperamos muy despacio. Para hacer una diferencia trabajamos hasta los domingos”, contó por su parte Adolfo Bahl, quien montó un lavadero en las inmediaciones del barrio San Agustín hace tres años, como una alternativa laboral: “Tengo 57 años y fui chofer de camión, pero a mi edad ya nadie me toma, así que como tenía experiencia en esto porque cuando era joven estuve trabajando en una estación de servicio con lavadero en Buenos Aires, me animé”.

Por último, contó que “los clientes son exigentes, quieren que se les haga un buen trabajo, que sea lo más barato posible y que sea en un lugar de confianza, donde no les falte nada del interior del automóvil”.

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