
La Coca Cola que conocemos hoy en día se basó en un invento anterior muy parecido al del gintonic, porque el antecedente más claro de esta bebida gaseosa en la historia era un vino curativo.
Vino curativo a base de hojas de Coca
El antecedente en la historia de la Coca Cola lo marca un brevaje conocido como Vin Mariani. Lo invento Angelo Mariani en 1863 y para su elaboración utilizaba hojas de coca procedentes de Perú secadas y aromatizadas con otros frutos que le daban un sabor realmente característico. Por aquel entonces se convirtió en una bebida milagrosa que supuestamente era buena para todo. Evidentemente, más tarde sabríamos que el efecto de la coca en el cuerpo humano nos hace entrar en un estado de éxtasis en el que nos parece que todo va bien.
Por aquel entonces, todos los intelectuales de la época se dejaron tentar por sus propiedades. Julio Verne, incluso Alfonso XIII, Sigmund Freud o Dumas lo probaron y se jactaban de las propiedades que tenía. Había nacido y se había hecho famosa la primera receta de la Coca Cola. Aunque habría que esperar unos cuantos años y que se implantase la ley seca para que aquel brevaje de vino pasase a ser el refresco tan popular a día de hoy.
Una inspiración en vino para la Coca Cola
Aunque la Coca Cola es mucho más tardía en el tiempo que este particular brevaje del que te hemos contado hoy la historia, fue en realidad el que influyó del todo en la mezcla que pese a que todos podemos entender lo que lleva, por los ingredientes que se detallan en su botella, continúa siendo todo un misterio, y dicen que la fórmula secreta se guarda como oro en paño.
También se dice que aunque de forma oculta, se le siguen echando hojas de coca a la Coca Cola. La compañía lo niega, pero los cargamentos desde Bolivia a las fábricas en muchos países ponen énfasis en teorías conspirativas propias de una gran marca, y sobre todo, de la que es la marca más reconocida de todo el mundo. Lo que está claro es que paso de ser una medicina, a un aliado perfecto para hacer cócteles con alcohol y sin él. Fuente: El Gran Catador