El gobierno prepara un proyecto de ley de reforma educativa. El objetivo, según indican, es otorgar a las escuelas el poder de decisión para crear sus propios planes de estudio. También propondría a las familias poder elegir qué modalidad de educación quieren darle a sus hijos.
El Gobierno prepara un borrador preliminar del proyecto de ley de reforma educativa, el cual será enviado al Congreso durante las sesiones extraordinarias, que se extenderán del 10 al 31 de diciembre.
El texto, que supera los 130 artículos, está siendo debatido por el "Consejo de Mayo", un órgano que el gobierno creó por Decreto y cuya función, según publican en el Boletín Oficial, es "debatir y elaborar propuestas normativas y medidas necesarias para la implementación de los lineamientos acordados en el Pacto de Mayo”, acuerdo firmado el 8 de julio de 2024 en Tucumán por el presidente Javier Milei y 18 gobernadores.
Por el momento, las jornadas de debate están integradas por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, por el Ejecutivo; el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, por las provincias firmantes del Pacto de Mayo; la senadora nacional, Carolina Losada, por la Cámara Alta; el diputado nacional, Cristian Ritondo, por la Cámara Baja; el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, por los sindicatos; y el presidente de la UIA, Martín Rappallini, por el empresariado. En las próximas reuniones se sumarían el Jefe de Gabinete, Manuel Adorni, y el ministro del Interior, Diego Santilli.
El sistema de educación argentino
El proyecto propone modificar aspectos centrales del sistema educativo, especialmente los vinculados al diseño curricular, la modalidad de cursado y la organización.
Actualmente, el sistema educativo argentino está regulado por la Ley de Educación Nacional, sancionada en el año 2006. Allí se asigna al Estado la responsabilidad de garantizar la igualdad y la gratuidad de la enseñanza.
Esta ley establece que toda la población debe acceder a una educación de calidad, que garantice la igualdad de oportunidades. En este sentido, el Estado debe crear las condiciones necesarias para que esto sea posible: tiene que asegurar tanto el sostenimiento de la educación pública y gratuita, como la unificación nacional del sistema educativo con respecto a la organización y a los contenidos que se enseñan en las escuelas de todo el país.
Permite que todos los alumnos, con independencia de su condición social, cultural geográfica o de género, reciban propuestas formativas equivalentes. Promueve la articulación entre los distintos niveles y modalidades, facilitando la movilidad de los estudiantes de una escuela a otra. Para que la unidad del sistema educativo sea posible, el Estado nacional debe fijar la política educativa en todo el territorio argentino, lo que no implica dejar de lado las particularidades regionales y provinciales.
Las provincias deben garantizar, como mínimo, los contenidos curriculares comunes (ejes transversales y temáticas generales o particulares) acordados a nivel nacional, según lo establece la Ley de Educación Nacional. Sin embargo, disponen de un amplio margen para adaptar sus currículas y plantear esquemas organizativos diversos, según sus realidades y necesidades.
Como la norma nacional es de carácter federal, el Ministerio de Educación de la Nación y los ministerios de educación de las provincias (incluida la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) organizan reuniones y acuerdos en el marco del Consejo Federal de Educación.
Por lo tanto, de aprobarse la reforma educativa, cada provincia deberá resolver cómo aplicará la normativa, en el marco de sus realidades y sus propias currículas.
En este caso, el gobierno nacional adelantó que busca incorporar como ejes transversales la innovación, tecnología e inteligencia artificial, entre otros.
Cambios clave del sistema educativo, bajo evaluación
En cuanto a la reforma educativa, una de las propuestas que se pusieron sobre la mesa es, por ejemplo, la derogación de algunos aspectos de la ley N° 26.206, lo que traería cambios tanto para el nivel inicial, como para el primario y el secundario.
Entre las propuestas que estarían en el borrador del proyecto de reforma educativa, y que deberán ser debatidas luego en el Congreso, aparecen transformaciones para el sistema educativo argentino:
1. Planes de estudio propios por institución: Se propone que las escuelas diseñen sus propios contenidos y estructuras curriculares, sin necesidad de adherir a los marcos unificados del Consejo Federal de Educación. Esto implica que podrán decidir qué ejes y contenidos enseñar.
2. Modalidades de cursado flexibles: Las familias podrían elegir entre tres modos de escolaridad: educación presencial tradicional (los estudiantes concurren a la escuela como lo hacen en la actualidad); home schooling (los alumnos aprenden y estudian en su casa, sin ir a la escuela); y modelos híbridos combinando clases presenciales y virtuales (algunos días de la semana irían a la escuela y otros las clases serían virtuales).
3. Esencialidad educativa: El Gobierno busca declarar la educación básica como servicio esencial para garantizar la continuidad del dictado aun en contextos de conflicto gremial. La medida fija un piso del 75 por ciento de asistencia de los docentes a las escuelas mientras se realicen medidas de fuerza, sea cual sea el motivo.
4. Enseñanza religiosa optativa: Las provincias podrían habilitar la enseñanza religiosa confesional en escuelas públicas, siempre fuera del horario curricular y con carácter voluntario.