Estudiantes de Bioingeniería diseñaron innovador sistema para residuos patológicos

Con los mismos recursos, que en muchas ocasiones resultan pocos para lo que implica la administración de un nosocomio, el Hospital San José de Diamante logró ser el primero en su categoría, la número 4, en obtener el reconocimiento a nivel nacional sobre el tratamiento de los residuos patológicos.

Esa mención la obtuvo por el trabajo y el proyecto de gestión que –durante la pasantía y ahora en etapa de la tesis– elaboraron Tulio Pérez y Gastón Marchetti, dos jóvenes estudiantes a punto de recibirse de bioingenieros en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).

Aunque todo comenzó durante la pasantía (que les llevó tres meses), los jóvenes estudiantes decidieron “quedarse” para adquirir experiencia y “tratar de solucionar las problemáticas” que se presentan en el nosocomio y no “desde la significación teórica” sino “en situaciones reales”. Hoy, llevan más de un año y medio en el Hospital San José de Diamante, trabajando ad honorem.

Fue así que como primer paso, después del relevamiento que hicieron durante la etapa de pasantía, que incluyó un informe sobre la estructura hospitalaria y las instalaciones eléctricas, que se encontraron con una serie de “problemas más complejos” a solucionar, entre ellos, el de los residuos patológicos. Fue así que pusieron manos a la obra, debido a la urgencia del caso y al ultimátum que había impuesto la empresa recolectora, debido a las malas condiciones en las que se encontraban almacenados esos desechos hospitalarios.

Proyecto. “Uno de los ejes de nuestra tesis es la seguridad y cuando nos encontramos con los residuos fue un quiebre para nosotros. Por eso nos pusimos a trabajar de lleno en eso, porque fue como la gota que rebasó el vaso. La empresa que venía a recolectar los residuos patológicos nos dijo que no podía recolectar más de la manera en que el hospital tenía sus residuos. El panorama era desastroso, porque los residuos se tiraban en un lugar en el que todos tenían acceso y eso podía generar contaminaciones cruzadas”, relató Tulio Pérez, en diálogo con El Diario.

“Solucionar el problema en situaciones reales”, como se propusieron los jóvenes estudiantes en su pasantía, no les estaba resultando fácil, menos aún, por el escaso margen de recursos económicos disponibles.

“Ante ese panorama lo que hicimos fue desarrollar un sistema que hoy es referente en la provincia y que lo pudimos hacer con tan sólo un dos por ciento de lo que hubiese salido con el sistema convencional”, destacó uno de los jóvenes.

A modo de ejemplo, López mencionó que los tachos que debían comprar para almacenar los residuos patológicos requerían una inversión de unos 20 mil pesos, mientras que lo que ellos crearon, un sistema de bachas que cuentan con todas las normas de seguridad exigidas, les demandó una inversión mínima.

A eso le siguió la capacitación del personal en cómo recolectar los residuos y así evitar contaminaciones cruzadas. “Tenemos un plan de recolección sectorizado. Este proyecto nos permitió entrar a un programa nacional que se llama Funciones Esenciales de Salud Pública (Fesp) y dentro de este programa está el Comité de Salvaguardia Ambiental, por el que se convoca a los hospitales del país y de Entre Ríos, entramos solamente tres: el San Martín y San Roque de Paraná, ambos de categoría 8, y nosotros que tenemos un nivel 4, fuimos los únicos de este nivel que ingresamos y hoy somos referentes en todo el país”, destacó el director del Hospital San José, Julio Juan Chémez, en diálogo con este medio.

Poco dinero, mucha gestión. “Nos encontramos con situaciones complejas, pero con la predisposición del director y la gran ayuda del administrador, Carlos Chémez, pudimos ir armando un proyecto de gestión, el que abarca todas las estructuras”, explicó Marchetti.

“Nuestro objetivo es adquirir experiencia en la parte pública y más en un hospital de nivel 4, como es el de Diamante, porque las clínicas privadas cuentan con bioingenieros al igual que los de mayor categoría, pero los de niveles más bajos, no. Por eso decidimos hacerlo acá, en el de Diamante”, explicó uno de los estudiantes.

Con más gestión que dinero constante y sonante, otro de los cambios que se hicieron en el nosocomio, con la llegada de los jóvenes, fue la estructura del personal, se reamó un nuevo organigrama y se reorganizaron las tareas. “Nos encontramos con gente dispuesta y por eso fue más fácil armar el proyecto de gestión, además, contamos con la autorización del director y del administrador para poner la lupa en ciertos procesos que como bioingenieros podemos mejorar”, dijo Marchetti.

Al proceso de gestión se sumó una joven recibida en bioinformática, quien está creando un programa para adecuar el sistema informático de nosocomio, también ad honorem. Con la informatización se podrá armar bases de datos, historias clínicas, organizar los turnos y llevar estadísticas.

“Nosotros trabajamos ad honorem, nuestro cobro es el reconocimiento que se hizo a nivel nacional con el proceso de sistema de residuos peligrosos. Eso se pudo hacer en un hospital público y de nivel 4, como es el de Diamante”, dijo Pérez.

“Pese a los pocos recursos económicos, estamos extremadamente bien”

Dentro de los recursos y medios que tenemos el hospital está funcionando extremadamente bien”, señaló Julio Chémez, director del Hospital San José, quien lleva once meses al frente de ese centro asistencial, aunque cinco años si se cuentan los otros períodos, según aclaró en diálogo con El Diario.

Aunque aún queda mucho por hacer, el director confesó que una de las cosas que ahora queda por gestionar es “más dinero”. “Hoy el hospital cuenta con 130 mil pesos mensuales, de los cuales 50 mil pesos se nos van en gastos de farmacia; 20 mil pesos de gasoil por las derivaciones que debemos hacer a hospitales de mayor complejidad como el de Paraná y 10 mil pesos en comida y no queda más”, detalló Chémez.

Por esa razón, el médico anticipó que solicitó al Ministerio de Salud un incremento en la partida que reciben, que a su entender debería ser de un 30 por ciento más.

En cuanto a lo que se hizo, Chémez reconoció que una de sus primeras medidas que dispuso, aunque con resistencia, fue la de reorganizar las horas del personal y las guardias. “No necesito personal, sino más dinero”, dijo.

A modo de balance, explicó que antes de su gestión en el Hospital San José se derivaba el 90 por ciento de los partos a Paraná y el 100 por ciento de las cesáreas y hoy, en el nosocomio diamantino se hace el 82 por ciento de los partos y el 60 por ciento de las cesáreas. “Se derivan algunas cesáreas, porque desgraciadamente 12 días al mes no tenemos guardia pasiva en cirugía, por lo que el obstetra solo no puede trabajar, ya que necesita de un ayudante y un cirujano y no los tengo”, advirtió.

–¿Cómo se logró revertir los porcentajes de partos y cesáreas que se derivaban a Paraná y ahora hacerlas en el San José?

–Lo bajamos con el mismo personal que tenemos. Lo único que hicimos fue aplicar las 36 horas semanales que exige el Ministerio a los profesionales en actividad y era lo que estaba faltando, lo completé con guardias pasivas. Había bastantes guardias, más de 190, pero estaban horrorosamente mal distribuidas. Eran dádivas o sobresueldos. Arreglé todo eso y el personal me respondió, algunos por las buenas y otros no tanto, ahora está bien.

–¿Qué falta?

–Que nos aumenten la partida presupuestaria. También que se reglamente la ordenanza que aprobó la Municipalidad de Diamante que nos pondría a nosotros como centro de recolección de residuos patológicos. Es decir, nosotros recibiríamos los residuos de los otros centros de salud e institutos privados de la ciudad y desde acá pasaría el camión, una vez por semana, a recolectarlo. Esto nos permitiría además tener un poco más de recursos, ya que cobraríamos un canon por eso. Quiero que este hospital funcione bien, porque significa mucho para la gente de Diamante, mi ciudad y en eso estamos trabajando. Fuente: (El Diario).-