La industria foresto-industrial argentina enfrenta uno de sus momentos más críticos en años. Las empresas dedicadas a la madera, el mueble y productos derivados reportan una caída cercana al 40% en los niveles de actividad, según datos recabados por entidades del sector. Mientras algunas plantas operan apenas al 50% de su capacidad, otras han suspendido operaciones o directamente bajaron sus persianas de forma definitiva.
La situación es generalizada. Con un mercado interno deprimido, exportaciones que han dejado de ser rentables y una creciente presión externa, las firmas no logran sostener su actividad sin respaldo del Estado. “Trabajamos al 50 o 60% de nuestra capacidad. Algunas empresas achicaron estructuras, otras están suspendiendo turnos o dando vacaciones. No hay despidos masivos, pero sí una pérdida constante de actividad”, señaló César Federici, presidente del Instituto del Mueble Argentino (IMA).
Un relevamiento reciente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) pone en números la caída. Aunque el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicado por el INDEC mostró un crecimiento del 5,5% en la actividad industrial general en diciembre de 2024, el sector de la madera cayó un 13,7% en términos acumulados. En tanto, el subsector de muebles y colchones registró un crecimiento interanual del 52,9% en diciembre, explicado únicamente por la base bajísima de comparación con el mismo mes de 2023. En el acumulado anual, la caída fue del 17,8%.
Problemas estructurales y falta de competitividad
La pérdida de competitividad es otra de las grandes preocupaciones del sector. Fernando Couto, director ejecutivo de FAIMA, explicó: “El consumo se contrajo de forma alarmante. La obra pública, que dinamizaba la demanda de madera, está completamente detenida, y las condiciones para exportar son cada vez más adversas”.
Los problemas se extienden a toda la cadena de valor. Según Federici, los primeros eslabones como los aserraderos -muchos de los cuales exportaban- son los más golpeados. Con un tipo de cambio que no compensa la inflación y costos internos en aumento, exportar dejó de ser una opción viable. “El mercado interno representaba hasta hace poco entre el 85% y el 90% de la demanda. Esa proporción se derrumbó. Hoy muchas empresas venden por debajo de su punto de equilibrio para mantener las puertas abiertas”, explicó Ricardo García, desde APICOFOM.
La logística es otro obstáculo clave. “Exportar desde el norte del país implica recorrer hasta 1.200 kilómetros para llegar a puerto, con costos muy superiores a los de países con salida directa al mar. A esto se suman tarifas portuarias altas y un sistema impositivo que no se adecúa al contexto actual”, advirtió Couto.
Pedidos urgentes al Gobierno y temor por las importaciones
Ante este panorama, el sector elevó un pedido urgente al Gobierno nacional con propuestas concretas: reactivar la obra pública con insumos nacionales, facilitar acceso a financiamiento, establecer un tipo de cambio competitivo e incentivar el consumo interno de madera industrializada. “Necesitamos políticas que acompañen a las industrias regionales. La foresto-industria genera empleo en zonas donde hay pocas alternativas productivas. Cada planta que cierra es una comunidad que pierde oportunidades”, subrayó Couto.
El informe de CAME indica que, pese a un leve repunte en diciembre de 2024 con un 18,3% de suba interanual, el acumulado del año arroja una caída del 9,8%. “Llevamos más de 15 meses de retracción del consumo. No solo se estancó, sino que cayó de manera constante”, lamentó García.
A todo esto, se suma la preocupación por una posible apertura comercial sin regulaciones. “Una apertura sin reglas, sin exigir condiciones de origen, trazabilidad o contenido local, puede dañar gravemente a la producción nacional”, advirtió García. Las pymes del sector, muchas de ellas familiares y de economías regionales, son las más expuestas.
Sin diálogo con el Estado y con proyectos de inversión paralizados
La falta de interlocución también es parte del reclamo. “La actividad está contra las cuerdas y sin margen para esperar. El tiempo de las advertencias ya pasó. Ahora hacen falta decisiones concretas y urgentes”, sentenció Couto.
Dirigentes del sector aseguran que la mesa foresto-industrial, activa en otras gestiones, hoy no funciona. “Enviamos informes y propuestas, pero sin voluntad política, las medidas llegan tarde o no llegan”, remarcó Federici.
Desde Misiones hasta Buenos Aires, las provincias productoras reportan un freno en la demanda de insumos clave como tableros, pisos o aberturas. El parate en la construcción impacta directamente en el sector, al interrumpirse uno de sus principales canales de consumo. “La construcción dinamiza una enorme cadena de valor. Si se interrumpe, la caída se traslada de forma inmediata al consumo de madera y derivados”, advirtió Couto.
Por último, el acceso al financiamiento también representa un cuello de botella. “Las tasas no sirven para las pymes. Exigen garantías inalcanzables y plazos que no coinciden con nuestros ciclos”, concluyó García. (Fuente: Ámbito Financiero)
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