REDACCIÓN ELONCE
La tradicional Procesión Náutica reunió a cientos de fieles en Bajada Grande. Monseñor Raúl Martín encabezó la emotiva jornada religiosa junto a grupos de scouts y devotos.
Con una fuerte carga emocional y una amplia convocatoria de fieles, se celebró este sábado la Procesión Náutica y la Misa por el Inmaculado Corazón en la zona de Bajada Grande, Paraná. El evento contó con la presencia del Arzobispo de Paraná, Monseñor Raúl Martín, quien acompañó a los peregrinos en una jornada marcada por la devoción, la música y la espiritualidad junto al río.
La Procesión Náutica, que ya se volvió una tradición en la comunidad, tuvo un marco imponente: embarcaciones adornadas, la imagen de la Virgen recorriendo las aguas y una gran participación de scouts, familias, jóvenes y adultos mayores. La misa se celebró en la costa, y fue uno de los momentos más emotivos del día.
“En esta tarde, con gran alegría llegamos a Bajada Grande y viendo lo que esto va significando para nuestro pueblo. María, cerquita, viene por el agua”, expresó Monseñor Raúl Martín durante su homilía, conmovido por la participación y el fervor popular.
Una jornada de fe junto al río
La procesión comenzó entrada la tarde, luego de una mañana intensa para el Arzobispo, quien también participó de otra actividad litúrgica importante: “Hoy ha sido un día de fuertísimas emociones. Estuve en la Fiesta de la Agricultura por la mañana y ahora estamos aquí. Qué manera de acercarse de la gente y experimentar la cercanía de la presencia de Dios”, manifestó.
El evento estuvo organizado por parroquias locales y coordinado con grupos de scouts que acompañaron a la imagen de la Virgen en todo su recorrido. Elonce, medio presente en la cobertura, compartió postales conmovedoras de la Procesión Náutica, mostrando a los fieles con pañuelos, banderas y rezos a orillas del río.
Uno de los momentos más impactantes fue la llegada de la imagen en lancha, mientras los presentes coreaban cánticos marianos y lanzaban pétalos al agua. Las campanas y los aplausos sellaron la llegada de la Virgen, en una postal ya icónica de la espiritualidad paranaense.