La multinacional estadounidense Whirlpool anunció el cierre definitivo de su fábrica de lavarropas en Pilar y desvinculó a 220 empleados. Desde ahora, solo importará y comercializará productos en el país.
Whirlpool dejará de producir en la Argentina. La multinacional estadounidense anunció el cierre definitivo de su planta de lavarropas ubicada en el parque industrial de Fátima, en Pilar, y puso fin a su actividad industrial local, apenas tres años después de haber iniciado operaciones en ese complejo.
La medida implica la desvinculación de 220 empleados, incluidos equipos de gestión y cadena de suministro, y representa un cambio estructural para la filial. A partir de ahora, la compañía concentrará su operación en ventas y servicio, “garantizando el abastecimiento de electrodomésticos, accesorios y repuestos en todo el territorio de Argentina”. En la práctica, pasará a importar todos los productos que comercializa.
Según la empresa, la decisión forma parte de un proceso global de revisión de estructuras productivas, con foco en la eficiencia operativa y la reasignación responsable de recursos.
Cambio de estrategia
En un comunicado, la compañía aseguró que “la continuidad en la Argentina no está en revisión: la presencia comercial y el portafolio de productos seguirán disponibles para los consumidores, bajo un esquema operativo alineado con las condiciones del entorno local y regional”.
El anuncio marca un giro respecto del proyecto industrial que Whirlpool había impulsado en el país. La planta había sido inaugurada hace tres años con una inversión de US$50 millones y con la mira puesta en asegurar el acceso a divisas para importar insumos.
El complejo, montado sobre una superficie de 30.000 metros cuadrados, era presentado como la fábrica de lavarropas más moderna de su tipo en el mundo.
La planta y su caída productiva
En su inicio, la instalación empleaba a 460 trabajadores de manera directa y a más de 1000 de forma indirecta. Tenía capacidad para producir un lavarropas cada 40 segundos y 300.000 unidades al año, con el 70% destinado a exportación, lo que representaba la recuperación del perfil exportador de la firma tras dos décadas.
La compañía incluso había adquirido un terreno lindero con el objetivo de expandirse. Sin embargo, en 2024 comenzó un proceso de reconfiguración interna que anticipaba el desenlace, señala La Nacion. En mayo del año pasado, Whirlpool anunció una reorganización operativa que incluyó el recorte de un turno de producción y la reducción de 60 puestos de trabajo.
En ese momento, la empresa explicó que buscaba “adaptar el programa de producción al entorno actual”, concentrando la fabricación en un único turno para simplificar su modelo organizacional. La mayoría de los trabajadores del turno tarde fueron relocalizados en el turno mañana, mientras que el segundo turno quedó limitado a tareas de soporte productivo e inyección plástica.