La institución cumple 130 años en la misma fecha en que la localidad de Villa Urquiza celebra 170 de vida. El director dialogó con Elonce y comunicó la tarea que tiene por delante con los más pequeños.
El complejo de la Providencia de las hermanas franciscanas es uno de los edificios históricos que posee la localidad de Villa Urquiza, que conmemora 170 años de su fundación. Dentro de ese lugar, yace la escuela Nº 15 Manuel Dorrego, que cumplió 130 años de su fundación. Espejo de mi Tierra llegó al lugar para conocer su pasado y su presente.
El director de la institución, Ariel Schmaeck, profundizó a Elonce que organizaron un almuerzo: “Hoy estamos celebrando los 170 años de Villa Urquiza y coincidencia también con los 130 años de la escuela que funciona en la Providencia. La celebración está en el marco del aniversario, pero la organiza la Municipalidad junto con la iglesia y la comisión de todas las personas que ayudan están brindando el servicio de cantina”.
Sobre la historia que trae este lugar, el hombre comentó: “40 años después de su fundación, Monseñor Teófilo Galdames funda el hogar de la Providencia. La misión del sacerdote era albergar a las personas, a niños y niñas desamparados. Desde hace 130 años funciona el hogar de la providencia y en su interior está la escuela Nº 15 Manuel Dorrego”.
Asimismo, por estos años tiene otras funciones que están más ligadas a vincular a los más pequeños con el medio ambiente: “A partir del año 2015, deja de funcionar el internado –antes era una escuela con albergue- y pasa a ser una escuela que brinda a los niños y niñas de las zonas los espacios de talleres como formación formal”.
Esto nace siempre con la impronta de las hermanas franciscanas. En ese sentido, el director acotó: “Estamos en un ideario franciscano en donde el eje transversal es el cuidado de la casa mundo y la educación ambiental es un hilo muy fuerte de la educación”.
Su amor por Villa Urquiza
Ariel también mencionó el cariño que tiene por la localidad entrerriana: “Nací, me crie y estoy trabajando por y para Villa Urquiza. El espíritu de amistad y de solidaridad entre los lugareños y la sinceridad en el saludo cordial de todos los días está siempre presente”.
Asimismo, enfatizó en el atractivo turístico que genera siempre en la temporada de verano: “El que conoce Villa Urquiza, vuelve. Es la tierra de los mejores atardeceres. Y, quien no, no se ha encontrado en la playa con los amigos. Siempre fue un espacio de reencuentro