Un estudio realizado en Argentina reveló que una gran parte de la población experimenta síntomas digestivos después de consumir lácteos, aunque pocos tienen un diagnóstico médico. Los detalles del estudio.
Un estudio realizado en Argentina reveló que una gran parte de la población experimenta síntomas digestivos después de consumir lácteos, aunque pocos tienen un diagnóstico médico. La investigación destaca la importancia de la evidencia científica para guiar el consumo y ofrecer alternativas sin eliminar los lácteos sin indicación profesional.
Una de las empresas de lácteos lideró el primer estudio sobre intolerancia a la lactosa del país titulado "Consumo de lactosa y su relación con síntomas en la República Argentina". Hasta el momento, no existía evidencia científica local sobre esta problemática, por lo que se trató de una investigación preliminar que evaluó los hábitos de consumo de lácteos y su relación con síntomas asociados a la intolerancia a la lactosa en el país.
"El estudio se llevó a cabo mediante una encuesta anónima online diseñada para evaluar el consumo de lácteos y la presencia de síntomas digestivos en la población argentina" informaron desde la empresa.
"La encuesta se difundió a través de redes sociales entre abril y junio de 2024 y participaron un total de 2.123 personas, en su mayoría mujeres (88.6%), con una edad media de 38.9 años” indicaron.
Entre los resultados, se destaca que un alto porcentaje de los encuestados (73%) presentó síntomas digestivos después de consumir lácteos.
Los síntomas fueron hinchazón abdominal (57.1%) y producción de gases (54.7%) como los más frecuentes. A pesar de ello, solo el 23.8% tenía un diagnóstico médico formal de intolerancia a la lactosa, mientras que un 38.3% creía ser intolerante basándose únicamente en la presencia de síntomas.
En cuanto a los hábitos de consumo, revelaron que: "el 41.4% de los participantes consumía lácteos diariamente, mientras que el 16.5% optaba por productos sin lactosa y solo el 1.98% evitaba por completo los lácteos".
A pesar de que no todos tenían un diagnóstico formal, el 56.5% de los encuestados había modificado su alimentación para evitar molestias, ya sea evitando el consumo de productos con lactosa (46.3%) o consumiendo productos deslactosados (42.4%).
Solo el 1.7% regulaba la cantidad de alimentos, conducta que sería la más adecuada al existir tolerancia al consumo de pequeñas cantidades de lactosa.
La empresa que lideró el estudio, Mastellone, que posee la marca La Serenísima, enfatizó sobre la necesidad de basar el debate sobre evidencia científica, ya que los lácteos son una fuente esencial de nutrientes y no deberían ser eliminados sin indicación médica.
Además, la intolerancia se debe a la lactosa, el azúcar presente en los lácteos, por lo que resulta clave ofrecer alternativas de alimentación.
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