Kshamenk, la orca que vivió durante más de 33 años en Mundo Marino tras ser rescatada de un varamiento en 1992, falleció esta mañana a causa de un paro cardiorrespiratorio.
La orca Kshamenk, que se encontraba en Mundo Marino desde 1992 después de ser rescatada de un varamiento, falleció esta mañana a las 7:00 horas a causa de un paro cardiorrespiratorio. El equipo de cuidadores y veterinarios que la asistieron durante más de tres décadas expresó su profundo dolor ante su partida, destacando los esfuerzos y el cariño con el que se le brindó atención constante a lo largo de su vida.
En un comunicado oficial, Mundo Marino detalló que el deceso de Kshamenk ocurrió en presencia de su equipo, que había trabajado incansablemente para garantizarle la mejor calidad de vida posible. A pesar de los esfuerzos por mantener su bienestar, la avanzada edad del animal, que superó la esperanza de vida promedio para una orca macho en la naturaleza, fue determinante en su fallecimiento. Actualmente, se realizan estudios para determinar las causas exactas del paro cardiorrespiratorio.
Rescate y cuidados durante más de tres décadas
La historia de Kshamenk comenzó en febrero de 1992, cuando fue rescatada tras quedar varada en la Ría de Ajó, en la Bahía de Samborombón. En ese momento, el joven cetáceo estaba en una situación crítica, por lo que el equipo de Mundo Marino se hizo cargo de su rehabilitación. Durante ese proceso, se procuró que la orca estuviera siempre acompañada, dada su condición de ser un animal muy joven que había perdido a su grupo familiar en el varamiento.
A pesar de las dificultades para lograr su reinserción en el mar, Kshamenk fue atendido con especial dedicación. Tras un largo proceso de recuperación, se quedó definitivamente en el oceanario, donde fue parte fundamental de los shows y actividades educativas, convirtiéndose en un símbolo tanto para los trabajadores del lugar como para los visitantes.
Kshamenk vivió en cautiverio, lo que generó controversia en diversos sectores animalistas que pedían su liberación. Sin embargo, desde Mundo Marino argumentaron que el contacto humano fue necesario para garantizar su supervivencia, ya que sin su grupo social original, su reintegración a la naturaleza era inviable. A lo largo de los años, el animal desarrolló un fuerte vínculo con sus cuidadores, quienes lo consideraban parte de su familia.
Un legado de amor y educación
En el comunicado, Juan Pablo Loureiro, jefe veterinario de Mundo Marino, destacó el amor y el compromiso con el que todo el equipo dedicó su vida a cuidar a Kshamenk. “Era parte de nuestra familia. Nos queda la tranquilidad de que lo hemos cuidado con todo nuestro amor. El legado que nos deja nos ayudará a seguir trabajando por la conservación de otros animales”, expresó Loureiro.
Además, una de las cuidadoras de Kshamenk, Florencia Speciale, recordó a la orca como un ser especial que buscaba constantemente la interacción humana. “Era muy dulce y buscaba nuestros mimos y caricias. Lo vamos a extrañar con toda nuestra alma porque dejó una huella imborrable en nuestras vidas”, afirmó.
Kshamenk se convirtió en un ícono de la fauna marina en Argentina, y su historia es un testimonio de los esfuerzos por salvar a los animales y educar sobre la conservación. Su partida deja un vacío profundo en Mundo Marino, pero su legado perdurará en la misión educativa y conservacionista del parque y la fundación que lleva su nombre. (Con información de La Nación)