En los últimos cuatro años, el empleo informal, también conocido como trabajo en negro, ha crecido a un ritmo mucho más rápido que el empleo formal en Argentina. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), mientras se generaron 363.000 empleos registrados en el sector privado, el número de trabajadores en negro aumentó en 568.000.
Esto revela que, por cada empleo formal creado, se añadieron 1,5 empleos informales, reflejando una preocupante tendencia hacia la precarización laboral. El trabajo en negro limita el acceso de los trabajadores a derechos esenciales como la seguridad social y las jubilaciones. Esta situación no es exclusiva de Argentina, sino que es una problemática común en América Latina.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que aproximadamente el 50% de los trabajadores en la región están en la informalidad, afectando especialmente a los sectores más vulnerables, como jóvenes y mujeres. En Argentina, la informalidad impacta de manera significativa en grupos que ya enfrentan dificultades para acceder a empleos de calidad.
Sectores con mayores niveles de informalidad
Uno de los sectores más afectados por la informalidad es el servicio doméstico, donde el 71.5% de los 1.673.000 trabajadores no realiza aportes previsionales. La industria agrícola también presenta una alta tasa de empleo en negro, con un 59.2% de sus 853.000 trabajadores sin registrar.
El sector de la construcción enfrenta una situación similar, con un 58.4% de los 946.000 trabajadores en la informalidad. Esta situación no solo afecta la estabilidad laboral, sino que también impacta los ingresos fiscales del Estado y los beneficios disponibles para los trabajadores.
La recesión económica ha tenido un impacto significativo en el empleo, contribuyendo al aumento del trabajo en negro. Según un informe del Indec, el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo un 5.1% en el primer trimestre de 2024, lo que ha llevado a una mayor pérdida de empleos formales.
El desempleo alcanzó el 7.7%, y muchos trabajadores se vieron forzados a aceptar empleos informales debido a la falta de alternativas laborales. Además, el 34.9% de los trabajadores en Argentina vive por debajo de la línea de pobreza, lo que refleja una caída del poder adquisitivo de los salarios, que ha disminuido casi un 40% desde 2017.
La creciente informalidad es un tema de gran preocupación social. Según una encuesta de la consultora Equipo Mide, el 23% de la población considera la pobreza como su principal preocupación, seguida por la desocupación (15%) y la inflación (14%).
El impacto emocional de la precarización también es notable. Un 41% de los encuestados mantiene esperanzas de mejora, mientras que un 22% expresa enojo y el 19% restante muestra incertidumbre sobre el futuro.