“Crespo surgió a partir de la llegada de los inmigrantes, por eso se llama crisol de razas, por la diversidad de inmigrantes”, contó a Elonce la coordinadora del Museo Municipal Del Centenario.
En la continuidad del micro de “Espejo de mi tierra”, en la localidad de Crespo, Elonce visitó el Museo Municipal Del Centenario desde donde contaron que se desarrollan para mantener viva las costumbres de los inmigrantes.
“El Museo Municipal Del Centenario de Crespo mantiene sus puertas abiertas dispuesto a contar, y en abril trabajamos la historia de la ciudad con 400 alumnos de 3º porque si un niño no la conoce, no la puede amar ni cuidar”, fundamentó a Elonce la coordinadora Iris Schneider.
“Crespo surgió a partir de la llegada de los inmigrantes, por eso se llama crisol de razas, por la diversidad de inmigrantes, sobre todo, de alemanes del Volga e italianos”, contó y agregó que “fueron 11 las colectividades que llegaron a Crespo con la ilusión de tener una nueva, esa tierra prometida para cultivar, porque llegaron con muchas ganas de trabajar”.
“Nicolás Avellaneda, al crear la ley de inmigración, dijo que las puertas de país estaban abiertas a todo aquel ciudadano con ganas de venir a trabajar porque este suelo le ofrecía paz y tranquilidad para sus familias”, destacó Schneider al repasar esa parte de la historia argentina. “Muchos dejaron su cama y su mesa tendida para volver por su familia, no sabiendo que debían atravesar el enorme océano sin poder volver”, refirió.
En ese marco, la coordinadora del Museo Municipal destacó que, en el marco de las actividades por los 135 años de la fundación de Crespo, instaron “a los chicos a que se pongan en el rol de inmigrante porque una de las consignas era vestirse con esas ropas”. “Los encerramos en una sala y los hacemos escuchar el sonido de los caballos, de cuando se despidieron de Europa, para después subir al tren y finalmente al barco. Cuando les decimos que esto ocurrió, que no fue un cuento, ellos se posicionan y viajan a esa época, para comprender esta historia”, explicó Schneider.
En la ocasión, contó una de las anécdotas que ha traspasado generaciones en Crespo. “Cuentan que los inmigrantes traían la tradición de tomar el té, pero cuando llegaron a Argentina, en una reunión, los invitaron a tomar mate. Y como desconocían la costumbre, cuando el hombre chupó la bombilla y notó que el agua estaba caliente, la escupió, volcó todo y provocó gran risa en el encuentro”, repasó Schneider y agregó: “Dicen que como al inmigrante le resultó muy amargo el mate, le incorporó el terrón de azúcar”.
(Elonce)