Desde General Galarza, Carlos Ameglio transforma residuos forestales en pellets y briquetas, productos limpios y eficientes que ofrecen una alternativa ecológica para calefacción doméstica. En diálogo con Elonce, explicó su apuesta por la biomasa como motor de una economía circular.
Carlos Ameglio fue un adelantado. A comienzos de los años ’90, cuando en Argentina la palabra “biocombustible” apenas circulaba en ambientes científicos, él ya elaboraba combustibles alternativos en su localidad de General Galarza, en el departamento Gualeguay. Tres décadas después, continúa innovando, convencido de que el verdadero salto hacia la sostenibilidad aún está por llegar.
“En el año 2000 firmé el documento fundacional del biocombustible en Argentina”, remarcó a Elonce. Desde entonces, su trayectoria incluye el desarrollo de plantas productoras, insumos para fumigación y soluciones con alto valor agregado. Pero su mirada está puesta en lo que viene: el reemplazo del biodiésel por el HVO (aceite vegetal hidrotratado) y una economía circular basada en la biomasa.
Biomasa: reconversión energética desde el monte
Desde 2014, Ameglio se dedica a aprovechar los residuos forestales para generar energía limpia. “Trabajamos con el residuo forestal que abunda en Entre Ríos, Corrientes y Misiones. Esta es una reconversión energética en el país y estamos recibiendo a autoridades de cooperativas para informar sobre el tema”, explicó.
Los desarrollos incluyen pellets, quemadores y hornos adaptados, además de briquetas de alta eficiencia. “Este producto tiene dos veces y medio más kilocalorías que la leña, no emite humo ni suciedad, es limpio y versátil. Le damos una solución a la gente: todo Galarza viene a buscar los tronquitos a un precio muy competitivo”, afirmó.
Pellets: energía renovable con residuos
Los pellets de madera son pequeños cilindros prensados, fabricados con residuos de la industria forestal. Según Ameglio, representan una opción de alto rendimiento: “Poseen bajo contenido de humedad y gran poder calorífico, permiten estandarizar procesos y obtener un calor constante sin fluctuaciones”.
Entre sus beneficios destacan: fácil manipulación y transporte, gran durabilidad, bajo impacto ambiental y ausencia de cenizas. Además, son aptos para estufas, hornos y calderas, y su materia prima proviene de bosques implantados que se regeneran.
Briquetas: una alternativa ecológica a la leña
Las briquetas de madera compactada representan otra innovación destacada. Ameglio, a través de su marca SILOCAR, produce este combustible con residuos industriales como serrín y virutas. “Es un producto ecológico, 100% renovable, con combustión constante y uniforme, ideal para espacios cerrados. Genera poco humo y ceniza”, describió.
Además, su estructura compacta facilita el almacenamiento, el transporte y el encendido. “Con solo 2,5 kg se obtiene el equivalente a más de un litro de gasoil o nafta. Y puede almacenarse durante largos períodos sin perder poder calorífico”, agregó.
Del plástico al combustible: innovación en economía circular
Ameglio también investigó métodos para transformar residuos plásticos en energía. “En 2013 realicé combustible de plástico, que vuelve a ser lo que era: prácticamente petróleo”, relató. El proceso, explicó, permite aprovechar los basurales, transformando un residuo contaminante en un combustible útil y más limpio que el convencional.
Su visión apunta a que Entre Ríos se posicione en la vanguardia de la transición energética. “Es hora de ponerse de acuerdo y permitir que estos desarrollos avancen. Tenemos el conocimiento y la materia prima. Solo falta la decisión política”, concluyó.