Ciríaca Cabrera de Villarreal, conocida como “la abuela Tuta”, festejó su centenario junto a sus hijos, nietos, bisnietos y vecinos. La reunión fue un emotivo reencuentro familiar con música, anécdotas y mucho chamamé.
Tuta celebró sus 100 años.Ciríaca Cabrera de Villarreal, más conocida como la abuela Tuta, llegó este fin de semana a sus 100 años de vida. La celebración fue tan especial como ella: en un salón adornado para la ocasión, rodeada de sus seres queridos, con música de chamamé y palabras de cariño que no dejaron de emocionarla.
“Muchísimas gracias, querida”, respondió Tuta con una sonrisa a cada saludo. Con siete hijos y una cantidad de nietos que ya no logra contar —“la otra noche traté de acordarme cuántos eran y me perdí”, confesó entre risas—, la centenaria abuela se convirtió en el centro de una jornada inolvidable.
“Siempre fui de mi casa, criar a mis hijos fue lo más lindo”
Nacida en María Grande Segundo, Tuta se casó muy joven y dedicó su vida al cuidado de su familia y su hogar. “Nunca fui de salir a trabajar, todo lo hice en casa”, contó con orgullo. Entre mates, cocina y plantas, transcurrieron sus días con alegría y sencillez. “Tomar mate, cocinar, comer y ya está”, resumió.
A pesar de no haber aprendido a bailar tango —"no, no, nunca lo supe", confesó con humor—, Tuta sí disfrutó del chamamé, la música que marcó sus orígenes: “Todos mis parientes son del chamamé, yo nací con eso”. Y aunque la noche incluyó músicos en vivo y un salón decorado con esmero, lo que más la emocionó fue ver reunida a su gente: “Han venido a divertirse y a vernos de nuevo, porque hacía mucho que no nos veíamos todos”.
“Parece que sí, que siempre fui feliz”
“¿Ha sido feliz?”, le preguntaron. Y ella, con una naturalidad desarmante, respondió: “Parece que sí, que siempre, siempre, siempre”. El festejo terminó con aplausos, abrazos y canciones. La emoción se multiplicó con cada nuevo saludo, y Tuta, fiel a su estilo, regaló sonrisas y agradecimientos a todos los presentes.