Evangelina Jaime difunde la cultura chaná con el objetivo de “preservarla y que siga viva”. Ante Elonce contó sobre la historia de la comunidad y la importancia con el ambiente y la familia.
En la continuidad del micro de “Espejo de mi tierra” en la ciudad de Paraná, en este caso se adentró a conocer más acerca del sentido de pertenencia de los habitantes. En este caso, el pueblo chaná y el compromiso que tenía aquella comunidad con la tierra y el ambiente.
Se recordará que Los chanás habitaron en la mitad de la provincia de Entre Ríos. Eso se determinó después de más de 300 excavaciones de los científicos, antropólogos, arqueólogos.
Muchas de las características culturales de los chanás, se conocieron gracias a Blas Jaime, el último chaná parlante. El hombre, hace años difunde sobre las costumbres del pueblo del que desciende.
Elonce dialogó con la hija de Blas Jaime, Evangelina Jaime, quien brindó detalles sobre la cultura chaná y el vínculo con el río y el cuidado del ambiente.
“Los chanás estaban cerca del río porque le gustaba vivir ahí”, aseguró al sumar que hace a unos 200 años atrás toda la zona era un ambiente “cuidado y lleno de naturaleza”, expresó.
Jaime recordó que “en el lugar donde vivía el chaná no pasaba nadie, ellos tenían mucho respeto por la tierra y no dejaban que nada la contamine: eran cuidadores de su familia, muy protectores y nos lleva a querer volver a esa vida, de respeto y amor. Los ancestros vivían un poco mejor, cerca de la madre tierra y la familia”
Al ser consultada por su padre, dijo que Blas Jaime, es el último chaná parlante y “se mantuvo mucho en secreto porque por años a los indígenas se los trató mal”.
“Los chanás hicieron un pacto de silencio, porque no se los dejaba hablar su lengua y se los obligaba a realizar otras prácticas y prohibían concretar sus actividades en torno a su cultura”, señaló al sumar que “en mi familia siempre supimos que éramos Chanás y para nosotros era común, pero lo guardábamos entre nosotros”.
Y sumó: “La cultura Chaná se pasaba de mujer a mujer dentro de la familia, pero mi abuela debió pasarle la cultura a mu padre porque sus hijas habían fallecido. En mi caso, recibí el legado con responsabilidad y con el tiempo comencé a difundirlo”.
“Lo importante es saber de dónde veníamos para dónde vamos”, cerró.