REDACCIÓN ELONCE
Hubo gran movimiento en la zona de la Costanera. Amigos, familias y deportistas se reunieron para compartir mates, charlas y actividad física en un entorno ideal.
La Costanera baja de Paraná vivió este sábado una jornada de intenso movimiento, con cientos de vecinos que aprovecharon el buen clima para pasar tiempo al aire libre. Desde horas del mediodía y hasta entrada la tarde, el paseo ribereño se convirtió en el punto de encuentro por excelencia para familias, grupos de amigos, deportistas y turistas.
Los espacios verdes, como la zona del Patito Sirirí, los alrededores del Club Náutico y el paseo por la Avenida Laurencena, estuvieron repletos de personas que se acercaron con reposeras, termos y lonas para disfrutar del paisaje y del aire libre. El clima otoñal, con temperaturas agradables y cielo despejado, fue el marco perfecto para que los paranaenses se apropiaran del espacio público.
Grupos de amigos se instalaron bajo los árboles o frente al río para compartir mates, charlas y risas. También se vio a muchas parejas y jóvenes que improvisaron picnics, mientras otros optaron por simplemente recostarse al sol con un libro o música. El ambiente fue relajado, familiar y con mucha presencia juvenil.
La actividad física también fue protagonista del día
Además del mate y el descanso, la actividad física tuvo su lugar protagónico en la jornada. Numerosas personas eligieron la Costanera para correr, caminar o andar en bicicleta. Los senderos peatonales fueron escenario de trotes suaves, caminatas en grupo y entrenamientos individuales, marcando un fuerte uso deportivo del espacio público.
Niños y niñas, por su parte, jugaron en los espacios verdes con pelotas, burbujas o bicicletas, mientras sus familias los acompañaban desde cerca. La armonía entre quienes se acercaron a descansar y quienes lo hicieron para ejercitarse fue una constante durante toda la jornada.
Un espacio urbano vivo que convoca todo el año
El movimiento registrado este sábado en la Costanera de Paraná dejó en evidencia, una vez más, la importancia del espacio público como lugar de encuentro, recreación y bienestar. La diversidad de actividades desarrolladas reflejó un uso amplio del paseo, donde convivieron distintas generaciones con distintas motivaciones.
En las últimas horas de la tarde, cuando comenzó a caer el sol, la postal se volvió aún más pintoresca: cielos anaranjados y mate en mano. Algunos grupos se quedaron a esperar la iluminación nocturna del río, completando una jornada cargada de vida urbana.
Con sus múltiples usos, la Costanera se consolidó como un punto neurálgico de la ciudad cada fin de semana. Este sábado no fue la excepción: Paraná volvió a mostrar su costado más ameno y comunitario al ritmo del río y con la calidez de su gente.