

La modelo Luciana Salazar reavivó la polémica con el economista Martín Redrado al volver a referirse públicamente a la situación de paternidad que involucra a su hija, nacida por vientre subrogado. En declaraciones recientes, fue tajante al exigir que Redrado asuma la responsabilidad emocional frente a la menor, y aseguró que la niña tiene plena conciencia del conflicto que los involucra.
La declaración volvió a instalar el tema en los medios, y abrió nuevamente el debate en torno a las responsabilidades afectivas y legales en los acuerdos de subrogación de vientre.
Según explicó Salazar, su hija, de tan solo ocho años, todavía guarda recuerdos intensos del vínculo frustrado con el economista. De hecho, al ser consultada sobre la conexión entre ambos, la modelo reveló una reacción que la menor suele tener: “Cuando lo ve, ella está como enojada con la situación. Ve una foto y me dice ‘sacalo, sacalo, sacalo’”.
La memoria emocional de una infancia marcada por el conflicto
Las palabras de Salazar dejaron en evidencia la carga emocional que la situación ha tenido para la pequeña desde una edad muy temprana. “Ella vio muy triste a su mamá y los chicos absorben. Ella se acuerda de todo, hasta de la casa. Los momentos en que la tenía que esconder, trato de dejarlos de lado. Ella sabe que él iba a ser su papá”, señaló.
Las declaraciones abren un interrogante sobre el impacto que puede tener este tipo de conflictos adultos en la vida emocional de los menores. Según especialistas en psicología infantil, los niños pueden desarrollar recuerdos emocionales significativos desde edades muy tempranas, especialmente en contextos de tensiones familiares o rupturas afectivas.
A lo largo del tiempo, Luciana ha reiterado su deseo de proteger a su hija de la exposición mediática, aunque reconoce que no siempre es sencillo mantenerla ajena a los temas legales y personales que la rodean. En este sentido, aclaró que la menor no consume televisión ni medios, pero sí se entera de lo que escucha en casa.
Una infancia fuera del foco mediático, pero no del conflicto legal
“Mi hija no está en contacto con la televisión, sino en su mundo con amigos, hace deportes y otra historia. Como vivimos juntas y estamos las dos solitas, a veces escucha que hablo con los abogados y después me pregunta”, concluyó Salazar, dejando entrever que la situación judicial sigue siendo parte del día a día.
A pesar de la exposición mediática que rodea a ambos protagonistas, Luciana remarca que su prioridad es cuidar la estabilidad emocional de su hija.
Mientras tanto, el silencio del economista contrasta con la insistencia de Salazar por obtener respuestas y definiciones claras. (Con información de Noticias Argentinas)