Es la actriz de cine triple X mejor paga del continente. Y la nueva cara del canal Venus. “Cualquier relación está basada en el respeto y la confianza, si me faltan el respeto me produce celos”, asegura Esperanza Gómez.
Es la hora pautada para la entrevista: 5 de la tarde, pero Esperanza no nos espera con un té con masitas. Está de espaldas, desnuda sobre unos tacos aguja y colgada de un enorme candelabro posando de espaldas sobre la barra del bar, cerrado para la sesión. Colombiana, de 33 años, es dueña de un cuerpo escultural que es pura fibra y de una actitud desprejuiciada que la llevó a ser la actriz porno mejor paga de la industria. Antes modelo, en esta actividad Esperanza lleva solamente cinco años. Desde este mes es la nueva imagen del canal Venus, y está al frente del ciclo Los elegidos de Esperanza, con sus participaciones favoritas en el cine para adultos, y también aquellas escenas del rubro que más le han gustado como espectadora.
¿Cuándo decidiste ser actriz porno?
Cuando era adolescente me encontré una revista con fotos bastante explícitas, y me pareció muy bonito, sensual y erótico. Y me empecé a visualizar haciéndolo. He sido bastante precoz, no tuve sexo muy temprano, pero sí descubrí que mis partes íntimas me generaban placer. Crecí en una familia muy conservadora. Pero esto es algo que viene en la naturaleza, en nuestros genes, y luchar contra eso es imposible.
¿Es cierto que sos celosa con tu marido? ¿Cómo se explica eso?
No soy celosa en el contacto físico, mi pareja en este momento puede tener relaciones sexuales si él lo desea. Soy celosa en la confianza. Cualquier relación está basada en el respeto y la confianza, si me faltan el respeto me produce celos. Cualquier hombre, así tenga a la reina de belleza, a la Miss Universo, siempre se va a sentir atraído sexualmente hacia alguien más. La infidelidad es algo natural. Si lo comparte conmigo, tiene vía libre. Si me entero de que estuvo con otra y no me lo contó, ahí se acaba la confianza. Luchar contra eso es muy difícil, y de hecho me gusta cuando tiene esos encuentros. Incluso me gusta participar y ser observadora. El problema es cuando somos posesivos, y nos terminamos creyendo dueños del otro.
¿Sentís que somos algo reprimidos sexualmente?
Un poco sí, pero a medida que se empieza a hablar de sexo, se van abriendo las cabezas. Y lo ven de un modo diferente. El morbo es del que observa, porque el que lo está haciendo está metido en lo suyo y lo está disfrutando. Yo disfruto mucho de mis escenas.
¿Qué es lo que te atrae de las mujeres?
Que tienen una estética distinta a la del hombre. Su físico, su delicadeza. Las elijo en extremos, tipo Pamela Anderson con mucha sensualidad; o la típica muñequita tipo porcelana pequeñita. En los hombres me gusta la fortaleza. Pero aclaro, puedo empezar una relación sexual con una mujer, pero para terminar siempre necesito un hombre. Es como el plato de entrada y el plato fuerte.
¿Hay algo que no harías?
Fetichismo. Una escena donde esté sometida no me gusta, hoy en día hemos logrado liberarnos de ese estigma de la mujer dominada por el hombre. Estamos más evolucionados y a la par. No es justo para la mujer hacer una escena así.
Sabemos que criaste a tu sobrina como si fuera tu propia hija, pero más allá de ella, ¿tuviste alguna vez el deseo de ser madre?
Cuando era chica lo pensaba, pero tuve una experiencia que me traumatizó, porque cuando vi eso dije que prefería ser hombre porque no me imaginaba pasando por el hecho de cargar nueve meses una pancita y después el proceso de parto. No quería jugar a las muñecas, jugaba con juguetes de hombre.
Has conocido hombres de todo el mundo, ¿te animarías a hacer un ranking con tus favoritos?
Los latinos tenemos una forma de ser bastante ardiente, aparte somos muy cariñosos al tiempo de la relación. Pero no se puede generalizar, cada individuo tiene su propia forma y esas comparaciones no son buenas. Claro que si tengo que escoger, me quedo con Ernesto, mi marido. Fuente: (Clarín).-
