Comer sano en Argentina se volvió un lujo: especialistas advierten que una dieta nutritiva cuesta un 40% más que la canasta básica. Frente a la pérdida del poder adquisitivo, cada vez más familias reemplazan alimentos saludables por opciones más baratas pero menos nutritivas.
Comer de manera saludable en la Argentina se transformó en un lujo para muchas familias. En un escenario de salarios bajos y pérdida del poder adquisitivo, acceder a lácteos, carnes, frutas y verduras no solo requiere planificación, sino también un presupuesto capaz de enfrentar precios cada vez más altos.
El nutricionista Sergio Britos explicó que “llevar una dieta variada, equilibrada y protectora de la salud cuesta un 40% más que simplemente no pasar hambre”. Según su estudio, en julio de 2025 una familia tipo necesitó $693.000 al mes para cubrir una dieta nutritiva, mientras que la canasta básica alimentaria se ubicó en $515.000.
La paradoja es clara: mientras los profesionales recomiendan mejorar la calidad de la dieta para prevenir enfermedades, los alimentos más nutritivos resultan sistemáticamente más caros que los productos básicos.
El informe sugiere medidas públicas como subsidios a la producción hortícola, incentivos a la agricultura familiar, reducción del IVA en frutas y verduras y campañas educativas. Según los especialistas, estas políticas ya funcionan en otros países con buenos resultados.
Por su parte, el médico nutricionista Raúl Murray señaló que la organización del consumo también es clave: “Armar una planificación semanal, priorizar frutas y verduras de estación y evitar ir al supermercado sin lista ayuda a reducir gastos y tentaciones”.
El especialista recordó además que las etiquetas como “light” no siempre garantizan un producto sano y pidió prestar atención a los octógonos de advertencia: “Permiten identificar si un producto tiene altos niveles de azúcares, grasas o calorías”.
Una brecha que persiste
El licenciado en nutrición Martín Vargas explicó por qué la frase “antes comíamos cualquier cosa y no nos pasaba nada” ya no es válida. “Hoy nuestro cuerpo está más expuesto al estrés, al sedentarismo, a la mala calidad de los alimentos y al exceso de estímulos. Nuestro organismo nos pide a gritos que lo cuidemos de otra manera”, afirmó.
Los especialistas coinciden en que, mientras la diferencia entre comer sano y cubrir lo básico siga siendo tan marcada, la alimentación saludable será un privilegio para pocos y no un derecho garantizado. (Todo Noticias)