Ser madre y trabajar en el campo: el doble esfuerzo de las mujeres rurales

El trabajo en el campo no es fácil para nadie, pero cuando se trata de ser madre y, a la vez, mantener una vida laboral activa en el tambo, la carga se multiplica. En el reciente segmento de Moviendo el Avispero, emitido por Elonce Radio & Streaming 98.7, dos mujeres rurales contaron sus experiencias de vida y cómo logran equilibrar sus tareas laborales con el cuidado de sus hijos. En esta entrevista, las protagonistas, Claudia Meier y Johana Kerps, compartieron la realidad de ser madres, trabajadoras del campo, y cómo manejan los horarios, las dificultades logísticas y los desafíos cotidianos.

“Nosotros nos levantamos y venimos los dos juntos al tambo. Los chicos se van solos a la escuela secundaria, mientras nosotros estamos sacando leche. Después de terminar, yo sigo con la casa hasta la tarde”, explicó Claudia Meier, quien, junto a su esposo y sus hijos, trabaja en el establecimiento La Mateada. La organización de su día es una coreografía bien ensayada, en la que ella se ocupa del hogar, la escuela de los chicos y, por supuesto, de la logística del tambo. Por otro lado, Johana Kerps, quien vive en un establecimiento cercano, también resalta cómo se distribuyen las tareas entre ella y su esposo. “Yo lo ayudo a él, él me ayuda a mí y cada uno tiene su parte en el trabajo del tambo”, comentó.

Las complicaciones del día a día en el campo

Si bien las mujeres rurales trabajan en conjunto con sus parejas, el reto de ser madre en el campo se hace evidente, sobre todo cuando se presentan situaciones imprevistas como enfermedades o emergencias. “A veces no es sencillo por la distancia. No es lo mismo si uno está en el pueblo que tener que viajar largas distancias para llevar al niño al médico”, señaló Johana. Su relato refleja una de las grandes dificultades que enfrentan quienes viven en zonas rurales, donde la accesibilidad a servicios médicos y otros recursos no siempre es inmediata.

Los hijos también juegan un papel importante en el trabajo del campo, pero no siempre de la manera que se podría esperar. Claudia relató que, mientras ella y su esposo hacen las tareas del tambo, los chicos van a la escuela y, en la tarde, ayudan con otras labores en la finca. Sin embargo, el amor por los animales y el trabajo agrícola no es algo que todos comparten. “A mis hijos por ahí no les gusta mucho el tambo, pero les gusta andar en tractor y racionar a las vacas. Eso sí les gusta”, comentó, mostrando cómo el interés por el trabajo en el campo varía entre los miembros de la familia.

El reto de la educación y la crianza en el campo

Otro tema recurrente entre las dos entrevistadas fue la educación de los hijos y la importancia de prepararlos para un futuro más allá del campo. “De mi parte, si ellos querían estudiar, tenía que apoyarlos. Es mejor si ellos querían estudiar porque hoy en día se trabaja con mucha más tecnología. Mientras más preparados estén, mejor”, reflexionó Claudia. A pesar de las dificultades que impone el entorno rural, ambas mujeres coinciden en la importancia de que sus hijos continúen su educación, incluso si eso significa tener que adaptarse a un horario exigente.

Por su parte, Johana agregó que, desde pequeña, siempre estuvo rodeada de la vida rural y la trabajó con sus padres. “Nací en Paraná, pero me vine a vivir al campo con mi papá. Hacía tambo con ellos y lo seguiría haciendo. Nos gusta, me gustan los animales”, confesó. En su caso, a pesar de la dureza del trabajo rural, nunca hubo dudas sobre su vocación hacia el campo, y su enfoque está claro: mientras los hijos puedan estudiar y prepararse, el trabajo en el campo seguirá siendo el motor de su vida.

Trabajo, sacrificio y esperanza para el futuro

El sacrificio y la dedicación diaria que exigen las tareas rurales y la crianza de los hijos en este entorno son claros, pero tanto Claudia como Johana muestran una gran resiliencia. A pesar de las dificultades, ambas coinciden en que el apoyo mutuo dentro de la familia y la posibilidad de que sus hijos se preparen para un futuro mejor son sus principales motivaciones. “Lo que más me gustaría es que ellos sigan estudiando y sigan algo que quieran hacer, sea relacionado con el campo o no”, concluyó Claudia, dejando claro que, aunque el trabajo rural es duro, el futuro de sus hijos siempre será lo primero. (Elonce)