REDACCIÓN ELONCE
En un contexto nacional marcado por la conmoción del triple femicidio en el conurbano bonaerense y estadísticas que reflejan la persistencia de los crímenes de odio, el fiscal coordinador de la Unidad especializada de Género, Leandro Dato, brindó un análisis crudo y reflexivo.
A 11 años de asumir en la Unidad especializada en Género en la provincia, el fiscal Leandro Dato realiza una evaluación del triple femicidio de la provincia de Buenos Aires. Si bien el organismo ha duplicado y hasta triplicado sus denuncias y condenas, la sensación de que los crímenes continúan es abrumadora. Sin embargo, admitió que, pese a los recursos, "da la sensación de que no alcanza", lo que lo lleva a concluir que "lo estructural y lo social va a llevar mucho" tiempo para cambiar.
Leandro Dato se refirió a los recientes casos de violencia que han tomado estado público, incluida la tragedia en Buenos Aires donde tres mujeres fueron asesinadas en un presunto ajuste de cuentas narco. El fiscal advirtió sobre el peligro de la "banalización" y el "contra discurso" que surge en redes y medios, que desvía la atención del problema central. Para él, la discontinuidad en la visibilización de estos temas "deja lugar para que se meta", refiriéndose a las violencias que, si no se combaten de forma sostenida, siguen ocurriendo.
En su diagnóstico, el fiscal descarta que la falta de recursos sea el único problema. Asegura que la solución es más compleja e implica una acción coordinada del Estado en sus distintas esferas. "Hay distintos resortes del Estado que pueden hacer su trabajo", sostuvo, mencionando el rol de las escuelas a través de la Educación Sexual Integral (ESI), la policía en las intervenciones y los equipos de salud, como pediatras y ginecólogos, que a menudo son los primeros en detectar casos.
Más allá de la condena: la necesidad de una respuesta integral
El fiscal enfatizó que la justicia penal, por sí sola, no es una solución mágica. La sentencia o una medida de protección es solo una parte del camino que la víctima debe recorrer. "Podemos tener la mejor voluntad en Fiscalía, pero la situación de violencia intrafamiliar de género tiene muchísimos más eslabones", explicó. Dato recordó un caso en el que una mujer, tras lograr la exclusión de su agresor del hogar, se sintió desamparada: "La señora al otro día se sentó adelante mi colega y (preguntó) qué hago con esto señora, porque no tenía para pagar el alquiler".
El funcionario también abordó la eficacia de las herramientas de protección como las restricciones perimetrales y los botones antipánico. "Son una herramienta, pero la mujer tiene que estar convencida que lo quiere usar", sentenció, reconociendo que, en ocasiones, estas herramientas no evitan las tragedias porque las víctimas deciden encontrarse con sus agresores o no activarlas. La complejidad de la situación de violencia no puede ser simplificada con soluciones técnicas, ya que a menudo está ligada a factores socioeconómicos y emocionales.
El triple femicidio de Buenos Aires y el riesgo de banalización
Al ser consultado sobre el triple femicidio en el Conurbano bonaerense, Dato fue claro en su postura. A pesar de que el contexto de narcotráfico pueda ser un móvil, esto no niega que los crímenes sean femicidios. "Se causa la muerte de tres mujeres en una situación de violencia extrema y claramente ejercieron un poder de la peor manera: el poder físico y violento para darles muerte. Ahí ya hay un activo de violencia de género", subrayó.
El fiscal insistió en que los medios, la ciudadanía y las fuerzas políticas deben evitar la banalización de estos crímenes. Para él, es crucial contraponer los discursos que buscan relativizar la gravedad de la violencia. "No hay que banalizar los temas", concluyó, y agregó que "en cuanto uno afloja hay ciertas pulsiones a que haya simetría entre el hombre y la mujer", por lo que los avances en materia de derechos y perspectiva de género, que tanto costó conseguir, deben ser defendidos y sostenidos en el tiempo.