Los filtros de belleza de las redes sociales pueden desembocar en el desarrollo de la dismorfia del selfie. Anabela Martínez, psicóloga, explicó a Elonce las características y cómo prevenirlo.
La dismorfia del selfie, proviene del trastorno dismórfico corporal (TDC) se encuadra en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales. La persona afectada, se identifica más con la imagen de sus selfies que con su propia apariencia real. Esto surge entre usuarios de Instagram y aplicaciones similares que cuentan con filtros de belleza que modifican la cara. Se acostumbran demasiado a usar estos efectos para verse más atractivas y con el tiempo acaban dejando de gustarse a sí mismos
Anabela Martínez, psicóloga señaló a Elonce que esta problemática es “normal” a partir de que las redes sociales toman un rol protagónico en la vida de las personas. “Antes estaba el tema de la exposición, ahora son los filtros. Cuando se usa en exceso, genera algunas dificultades y eso puede llevar a generar un trastorno”.
La especialista recomendó estar atentos a ciertas señales, para poder identificarlas y evitar el trastorno, como: “me percibo diferentes, no me gusta como veo, me siento expuesto”. Además, señaló la importancia de los padres para poder ayudar y detectar a tiempo el problema: “tienen que saber leer algunas expresiones de sus hijos como si no se quieren sacar fotos o se saca con filtros, posees o diferentes ángulos”.
Martínez aconsejó que “no es necesario que les prohíban los filtros, sino que hay que cambiar los conceptos, que se usen para divertirse y no que sea exclusivo de esa exposición”. En esta problemática, se ponen en juego la autoestima, la seguridad, entre otros.
Este tipo de trastorno suele afectar a personas jóvenes que pasan mucho tiempo en las redes sociales y en muchas ocasiones acuden a un cirujano para realizarse algún retoque estético. Elonce.com